El jardín de la libertad
Viva Tamaulipas, la tierra querida. Que en las horas aciagas dio su sangre y su
vida.
Himno a Tamaulipas
Por Libertad García Cabriales
Se dice fácil. El próximo enero del año 2024 nuestro amado Tamaulipas cumple
doscientos años como estado libre y soberano. No ha sido nada fácil; cada año,
cada día transcurrido conlleva los anhelos, esfuerzos, luchas y también la sangre
de muchas personas, la sangre corriendo por nuestras venas. Numerosas batallas
se han librado para tener y ser lo que somos. La guerra de Independencia para
empezar, cuando después de la cruenta dominación española, nuestros
antepasados se decidieron a ser libres. Iniciada en 1810 y pactada en 1821, fue
hasta principios del año 1824 cuando Pedro Paredes firma en la Ciudad de
México, la adhesión al pacto federal como representante del recién establecido
Estado Libre y Soberano de las Tamaulipas.
Me emociona profundamente escribirlo, pues imagino lo que significó en ese
momento para quienes habían luchado tanto por habitar un estado libre. Para la
historia habían quedado las primeras batallas independistas de los hermanos
Gutiérrez de Lara, la insurrección de Mateo Acuña y los hermanos Gómez de
Lara, los vientos de libertad encabezados por Mina y Fray Servando en 1817,
entre otros acontecimientos secundados por el pueblo, las muchas personas
anónimas quienes a pesar del poco mérito otorgado, llevan el honor en la memoria
de su lucha y sangre ofrendada.
1824 es un año crucial para nuestra heroica Tamaulipas. Diversos y muy
significativos acontecimientos ocurrieron después de la firma del Acta Constitutiva
de la Federación a finales de enero. Imagino el ambiente político de esos días,
cuando los grandes liderazgos se definían y se prefiguraba ya lo que sería la
identidad, las identidades de una sociedad compleja. En el mes de julio del mismo
1824, en la histórica población de Padilla, se instaló el Congreso Constituyente
con sus flamantes diputados y suplentes, menciona el doctor Octavio Herrera. Un
hecho altamente simbólico, pero también de enorme raigambre para la legitimidad
y la organización de las estructuras que hasta la fecha nos rigen. En ese contexto,
fue nombrado como primer gobernador del Estado Libre y Soberano de las
Tamaulipas, Don Bernardo Gutiérrez de Lara, a quien los tamaulipecos le hemos
quedado a deber conocimiento y reconocimiento.
Desde el inicio, el nuevo estado y su congreso, tuvieron pruebas harto complejas.
A escasos días de iniciados los trabajos legislativos, un acontecimiento de enorme
peso marcó la vida del Congreso del estado de Tamaulipas. El 14 de julio de 1824,
desembarcó en Soto la Marina, Agustín de Iturbide, quien desafiando el decreto
del Congreso general, que lo había declarado traidor a la patria, bajó de incógnito, (pero todavía con pretensiones de emperador) del Spring, bergantín inglés,
creyendo que todos los mexicanos lo esperaban para volver al mando del joven
país. En ese histórico 1824, el congreso tamaulipeco escribió una de sus páginas
más heroicas al dar riguroso cumplimiento al decreto del Congreso Nacional del
28 de abril del mismo año. Días después de ser aprehendido, el 19 de julio en la
plaza de Padilla, Iturbide fue fusilado, un trágico fin para el consumador que
sucumbió principalmente por su ambición de poder. Así empezó la historia del
nuevo estado de Tamaulipas. Con una extraordinaria y difícil actuación del recién
instalado congreso, como bien dijo el historiador Juan Fidel Zorrilla. Un tema que
dos siglos después sigue siendo controvertido y motivo de discusiones entre
historiadores.
Un año fundamental. Porque después de 1824, todo se transformó en nuestro
territorio. La promulgación de la Constitución Política del estado, meses después,
fue el génesis para el ejercicio de los derechos civiles y ciudadanos. Asimismo el
establecimiento en tal documento, de la división de poderes, con inspiración liberal
y como fórmula para garantizar el necesario equilibrio entre poderes y para
contener los excesos de los poderosos. Desde ese año, mucha agua ha corrido en
los ríos regionales, mucho que contar, una historia de claroscuros, de olvidos y
recuerdos, de victorias y derrotas. Difícil olvidar la dolorosa pérdida de gran parte
del territorio tamaulipeco en 1848.
200 años como tamaulipecos. No es una fecha menor, si reconocemos que la
historia explica lo que valemos, somos y tenemos. El aniversario merece una
conmemoración humanista que sume a todos los tamaulipecos: gobiernos y
ciudadanía. Desde la Sociedad Tamaulipeca de Historia, ya empezamos a trabajar
en la propuesta. Pero la conmemoración requiere mucho más. Nuestra propuesta
es para honrar la memoria, pero también explicar el presente y construir juntos
una idea de futuro para nuestra heroica Tamaulipas. Honrar con foros de reflexión,
conferencias, libros, nuevos decretos, actos cívicos, construcción de obras, arte,
cultura y conservación del patrimonio; pero también sumar a todos los ciudadanos,
especialmente a los niños y jóvenes en escuelas y universidades para recordar
juntos, reafirmar pertenencia y construir esperanza con acciones. Pensar unidos
también los problemas y sus posibles soluciones. Todo eso y mucho más,
podemos hacer juntos en este Bicentenario. Tenemos alma, corazón y mente para
hacerlo. No dejemos ir la oportunidad para refrendar el orgullo de habitar esta
tierra.
¡Viva Tamaulipas!