Por Francisco Ramos Aguirre
En octubre de 1914, mientras atendía asuntos en su “casa burguesa de
Guadalcázar”, el general Alberto Carrera Torres aún constitucionalista y recién ascendido
a General de Brigada, se mostró indeciso y confesó ante Vito Alessio Robles su simpatía
por Villa y Carranza. Además, opinó que para evitar la guerra lo mejor sería que ambos
caudillos abandonaran sus cargos. En ese tiempo, el tamaulipeco merodeaba por los
caminos de la Sierra Madre Oriental entre Tula, Tamaulipas y Guadalcázar, San Luis Potosí
donde estableció su cuartel.
A finales de noviembre el general todavía era “Gutierrista” o Convencionista como
los hermanos Cedillo, pero el siguiente mes cambió de bando al villismo dispuesto a luchar
contra Eulalio Gutiérrez y el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Como era de
esperarse, se sumaron a la causa sus hermanos Eutiquio, Francisco, Eduardo Carrera G. y
Pedro Ruiz Molina, entre los pocos militares tamaulipecos que abrazaron el villismo.
En ese momento, jamás imaginó que años después aquella decisión habría de
conducirlo al fusilamiento por órdenes de su ex jefe Luis Caballero, gobernador y
comandante militar de Tamaulipas con quien tuvo una relación conflictiva. La primera
rivalidad entre ellos, sucedió en 1913 cuando Caballero designó al mayor Simón Guerra
Osuna jefe militar de Tula, donde el joven Alberto “Jefe Bizarro y Pintoresco” como lo
llamaba Alessio Robles, era amo y señor.
Aquel distanciamiento hizo crisis en marzo de 1914, porque el general Pablo
González designó a Carrera Jefe de Operaciones de la Huasteca Potosina y Jurisdicción del
Distritos Sur de Tamaulipas y Nuevo León. Con dicha maniobra, González trataba de
suavizar las relaciones tirantes entre ambos. Por ello, instruyó a Caballero que caminaran
de acuerdo en todo y por todo “…para facilitar mutuamente las operaciones contra los
traidores…pues todas las disidencias y todos los disgustos que surjan allí, redundan en
perjuicio de nuestra causa…y requiere, como digo antes, una gran cantidad de paciencia y
un tacto especial para evitar fricciones.”
Carrera en su Caballo Bucéfalo
En diciembre de 1914 al iniciar los conflictos bélicos entre los revolucionarios, el
villista del Cuarto Distrito presentó combate en Estación Velasco -cerca de Ébano-, entre
Tampico y San Luis Potosí y fue vencido el general César López de Lara. Enseguida, montó
nuevamente su caballo Bucéfalo negro azabache y se dispuso atacar Ciudad Victoria. En su
tránsito por la sierra, el día 8 sostuvo un tiroteo con las fuerzas de Caballero en los
alrededores del Río Chihue.
Ante el avance del villismo, el mencionado militar habilitó con un cañón y dos
ametralladoras a la tropa del Capitán Julio Dávila, para vencer a Carrera en los
enfrentamientos de La Mula, Las Pilas, Paso de la Vaca, El Sauz, La Loma, Hacienda La
Maroma -propiedad de Blas Uvalle-, La Florida, La Enramada y Los Ébanos municipio de
Jaumave. El 16 de diciembre defendieron ese sitio los mayores Pedro Morales y Rodrigo
Flores, hasta lograr su ocupación por el coronel Agapito Lastra.
Como parte de los refuerzos, llegó a La Herradura situada en lo alto de la Sierra
Madre Oriental, un grupo de carrancistas al mando del capitán Genovevo Rivas Guillén
quienes hicieron prisioneros a varios villistas, los cuales fueron conducidos al palacio de
gobierno de Ciudad Victoria, donde el general Caballero a cambio del fusilamiento, los
invitó a sus filas.
El asedio de las tropas carreristas, se prolongó sin tregua hasta finales de
diciembre. El primero de enero de 1915, mientras Carrera se encontraba en Tula, llegaron
refuerzos villistas de San Luis para reforzar los ataques de La Ceja y Santiaguillo. A partir
de la instalación de su cuartel en la Hacienda de Tamatán, los habitantes de la capital
tamaulipeca vivieron momentos de enorme tensión, derivada de los encuentros entre
villistas y carrancistas.
La defensa de la plaza estuvo a cargo de los generales Luis Caballero, Francisco
Artigas y Francisco Cosío Robelo posesionados de la Loma del Muerto, Santuario de
Guadalupe, Planta de Luz y Pedrera en Tamatán. Por su parte el general Carrera recibió
apoyo de Miguel Zapata, sin que lograran imponerse ante el ataque local. Al sentir la
inminente derrota y varias bajas de sus soldados, los carreristas tuvieron que replegarse.
El 6 de enero después de vencer a los villistas gracias al apoyo del general
Francisco Cosío Robelo, Caballero informó al Primer Jefe sobre el comportamiento de las
fuerzas leales: “Después de tres días de combate, ha sido rechazado vigorosamente el
enemigo que, en número cinco veces mayor atacó esta plaza…los soldados a mi mando se
portaron valientemente…R. R. Navarro, R. Cortina y A. Lastra…Habiéndose…puesto el
enemigo en vergonzosa fuga, dejando el campo sembrado de cadáveres…Los combates de
hoy, fueron reñidísimos, durante ocho horas de continuo tiroteo, sufriendo la ciudad los
efectos de varias granadas y bombas enemigas, de las cuales algunos balines dieron en el
Palacio de Gobierno…estoy resuelto y estaré siempre a defender a defender la capital del
Estado hasta morir.”
Según el periódico veracruzano El Pueblo, la derrota causó alrededor de 600
muertos; mientras los ataques y asedios del enemigo se prolongaron durante enero y
parte de febrero de 1915, hasta ser rechazados. Carrera retrocedió nuevamente a La
Herradura y después a Tula, donde lo desalojó el coronal Apolonio Treviño de las fuerzas
del General López de Lara. Al mismo tiempo el Teniente Coronel Anacleto Guerrero venció
a los villistas en Quintero, una pequeña comunidad del Distrito Sur de Tamaulipas.
Los villistas toman Victoria
Pancho Villa sabía la importancia de Victoria como capital de Tamaulipas, por ello
instruyó al General Felipe Ángeles enviar a esta población dos militares de su mayor
confianza, los experimentados generales duranguenses Severino Ceniceros y Máximo
García Contreras. Meses atrás, con el grado de coronel este personaje comandó la Brigada
Madero contra el huertismo.
A mediados de marzo de 1915, acompañados de un ejército ambos cruzaron los
límites entre Nuevo León y Tamaulipas. Pasaron por Estación Cruz, un lugar importante
por el movimiento comercial de maíz, piloncillo y ganado de las haciendas cercanas que
embarcaban por ferrocarril a distintos puntos del país. El 18 de marzo, los villistas
presentaron combate contra los hombres del Luis Caballero a quienes vencieron sin
problema, provocando el repliegue a su natal Jiménez.
Al mando de mil 500 elementos, el 26 de marzo los villistas ocuparon la estación
ferroviaria de Garza Valdez donde los esperaba el general Juan Nepomuceno Guerra,
quien no pudo contenerlos con 300 hombres a su mando. La incursión exitosa de los
villistas se prolongó sin problema hasta Santa Engracia, donde vencieron a Guerra y el
Coronel Ricardo Cortina -egresado del Colegio Militar-. Ahí fusilaron a varios oficiales
carrancistas.
Animados por esos triunfos, marcharon a Ciudad Victoria donde los esperaba el
general César López de Lara con su ejército, quien no presentó batalla. A cambio se
replegó al poblado Puerto del Aire, municipio de Hidalgo donde fue derrotado el 15 de
abril por tropas del general Máximo García. Lo mismo sucedió con otros elementos
carrancistas, vencidos en Güemes y Padilla.
Probablemente, como regalo de bodas de su próximo matrimonio con Carmen
Torres, Villa designó gobernador de Tamaulipas a Máximo García Contreras. El 19 de abril
acompañado de sus huestes, asumió el cargo en la capital tamaulipeca. El 17 de abril
Carrera Torres se dio tiempo de viajar a Tula, donde tomó prisioneros a Eulalio Gutiérrez y
varios colaboradores entre ellos Isabel Robles, Eugenio Aguirre Benavides, José
Vasconcelos, Alejandro Mackiney y Lucio Blanco, quienes transitaban rumbo a la frontera.
Finalmente salieron de Tula y cruzaron la sierra hasta llegar a Hacienda Las Antonias,
Doctor Arroyo y Ciénega del Toro, Nuevo León donde renunció a la presidencia el 2 de
junio de 1915.
¡Viva Pancho Villa Cabrones!
Mientras tanto, Caballero salió a caballo rumbo al norte de la entidad,
estableciendo los poderes en San Fernando y Cruillas durante un mes. Antes de salir,
emitió una orden al coronel Rafael Trejo quien al malinterpretarla, fusiló 72 presos de la
penitenciaria de Victoria entre ellos Tomás Navarro El Mosco, un personaje de la picaresca
popular victorense, propietario de una cantina y billares cercana a la Plaza Hidalgo. El fatal
desenlace se originó mientras un grupo de carrancistas, transitaba cerca de un ventanal
de la penitenciaría del 9 Matamoros. En ese momento, varios presidiarios gritaron !Viva
Pancho Villa! lo cual le fue comunicado al general Caballero.
Entre los combatientes fallecidos por arma de fuego entre abril y mayo, destacan
Santiago Gamboa (Durango) y un soldado desconocido del 2º Regimiento de la Brigada
Ceniceros fusilado por instrucciones del Capitán Raúl A. Loya en el Tinaco del Agua de la
Estación del Ferrocarril de Victoria. De acuerdo a indagatorias consignadas en el acta de
defunción, se menciona que “…originario de Cerritos, San Luis Potosí, teniendo una edad
aparente de veinticinco años, color aperlado, pelo negro y liso, poca barba teniendo sólo
bigote, estatura mediana, complexión delgado, vestía traje de kaki color amarillo, calzado
de clase regular, sombrero texano, falda tendida y recto y como señas particulares un
diente de oro encasquillado en dicho metal, que presentaba tres heridas en el pecho y una
en la sien izquierda todas de armas de fuego…” (Continuará).