por Guadalupe Correa-Cabrera/Sin Embargo*
Aquí, el crimen organizado parece efectivamente dominar amplios territorios, así como muchas de las actividades que ahí se realizan.
En los últimos días se han registrado una serie de eventos ultraviolentos en distintas regiones del país, que nos hacen tomar conciencia de la difícil situación en términos de seguridad que se vive en México. Aquí, el crimen organizado parece efectivamente dominar amplios territorios, así como muchas de las actividades que ahí se realizan. No obstante que la violencia en estas zonas es real—y se traduce en múltiples asesinatos, secuestros, desapariciones y extorsiones—parecería ser que sus orígenes no son tan claros y no es sencillo explicar su desarrollo, ni sus implicaciones a más largo plazo. Tampoco es posible descifrar a cabalidad las agendas de aquellos que aparentemente lucran con este tipo de violencias.
Destacan, por ejemplo, los jóvenes desaparecidos en Malpaso, Zacatecas, seis de los cuales fueron asesinados. Según reportan los medios, en lo que va del presente año, se han presentado al menos cuatro eventos de desapariciones masivas en Zacatecas que involucran a más de 20 personas. A esto se le suma una jornada hiperviolenta en Nuevo León que nos recuerda a los peores días de la llamada “guerra contra el narco” durante la administración de Felipe Calderón. En sólo un día, la semana pasada, se registraron por lo menos 10 muertos en ese estado y se hallaron cuerpos mutilados dentro de bolsas y hieleras. También fueron evidentes las escenas de aparatosa violencia en partes clave de la ciudad de Monterrey.
En lo que respecta a estos dos incidentes, se argumenta que se desarrollaron en contextos de extrema violencia y derivados de enfrentamientos entre grupos dedicados al narcotráfico. En el caso de Zacatecas, supuestamente existe una pugna entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación que ha causado altísimos niveles de violencia en los últimos años y ha esparcido el miedo entre la población. Los eventos de Nuevo León se atribuyen a la pelea por plazas de narcomenudeo entre el Cártel del Noreste y miembros del Cártel de Sinaloa.
El evento reciente que atrajo mayormente nuestra atención fue el acontecido en Frontera Comalapa, Chiapas. Aquí, según un video que se hizo viral, pobladores de San Gregorio Chamic dan la bienvenida y aplauden a supuestos sicarios del Cártel Sinaloa, quienes ingresaron para sacar de esa zona al Cártel Jalisco Nueva Generación. Desde hacía algunas semanas la organización criminal mantuvo cercados ese y otros municipios, cortó el suministro de agua y luz, al tiempo que impidió el tránsito de vehículos, provocando desabasto de alimentos y otros productos de primera necesidad.
De nuevo, en el caso de Oaxaca tenemos a dos grupos del narcotráfico supuestamente peleándose una plaza y haciendo visibles sus acciones y despliegue de fuerza a través de las redes sociales y otros medios de comunicación. Todo esto parece ser parte de una “narco-guerra” entre diversas bandas del crimen organizado, que requiere del reforzamiento de la seguridad por parte de las fuerzas federales. En el caso de Nuevo León, a partir de los eventos sangrientos de días pasados, más de 100 elementos del Ejército llegaron para pacificar a la entidad. En Oaxaca, por su parte, y con el objeto de restablecer el orden y garantizar el libre tránsito, el Gobierno federal envió 800 elementos del Ejército, la Guardia Nacional y policías estatales a Frontera Comalapa. Al mismo tiempo, el Ejército de Guatemala envió alrededor de 300 elementos a Tacaná para “mantener el control” en esa área cercana a la frontera con México (con Chiapas).
Llama mucho la atención que estos grupos se peleen la plaza haciendo evidentes sus acciones y atrayendo, por distintos medios, la atención del público en general. Lo anterior requiere de un mayor despliegue de Fuerzas Armadas, justificando así la presencia militar en zonas estratégicas del país para supuestamente recuperar el control del territorio. Ello coincide con el reforzamiento de la narrativa estadounidense que culpa a los “peligrosos” cárteles mexicanos por la crisis del fentanilo que provoca la muerte por sobredosis de decenas de miles de sus ciudadanos.
En este último sentido, es curioso también que dichos acontecimientos sangrientos y espectaculares coincidieron con el Tercer Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) México-Estados Unidos, celebrado en Washington, en el cual autoridades de ambos países destacaron el combate al fentanilo. Este próximo jueves 5 de octubre, una delegación de alto nivel del Gobierno de Estados Unidos viajará a la Ciudad de México—donde seguirán abordando el tema de la lucha contra el fentanilo y posiblemente, se harán acuerdos para reducir la impunidad por crímenes de alto impacto en México.
No estamos del todo seguros de que esto tenga sus orígenes simplemente en el negocio del narcotráfico. Tampoco tenemos claro cuáles son los orígenes ni las verdaderas agendas de los grupos que se pelean “las plazas”. En el caso del Cártel Jalisco Nueva Generación, por dar un ejemplo, más que una organización dedicada al tráfico de drogas, parece ser que nos referimos a una “franquicia criminal”, sin un liderazgo claro—aunque algunos sigan hablando del ya disminuido Nemesio Oseguera Cervantes (alias “El Mencho)—con una estructura difícil de descifrar, y con una agenda francamente nebulosa.
En todos estos casos, pero principalmente en el caso de Chiapas—y atendiendo al video y la viralización del mismo—podría uno pensar en técnicas de contrainsurgencia (que justifican el despliegue militar) y más aún, en el diseño de operaciones psicológicas (CIA, 2011; Departamento del Ejército de Estados Unidos, 1978) con objetivos quizás geopolíticos o de geoestrategia (es decir, vinculados al control de recursos estratégicos). Para algunos, se trata de “la ‘integración de América del Norte’ y la adhesión de México a los planes de seguridad hemisférica de Estados Unidos y al Comando Norte (@Aalejandro_tw; X: 1 de octubre, 2023). Recordemos, además, que los controles migratorios son cruciales; esto es importante ahora más que nunca, cuando los flujos de migrantes provenientes del sur del continente alcanzan niveles históricos.
Lo anterior me recuerda a un texto que ya he comentado ampliamente, y que podría estar vinculado a la resistencia del Movimiento Zapatista en Chiapas. El texto de referencia es una crítica a los megaproyectos del actual Gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación, al proceso de militarización en el país y al tema de la delincuencia organizada y el paramilitarismo en México. Lo vuelvo a reproducir aquí abajo, porque creo que es demasiado pertinente.
México, visto desde arriba, es un país subordinado a las políticas neoliberales que le imponen el Gobierno de los Estados Unidos, las grandes corporaciones capitalistas y los organismos económicos multinacionales.
Esta subordinación tiene como finalidades principales: 1) militarizar con fines de control social y para favorecer la acumulación capitalista; y 2) imponer los megaproyectos como son el Tren Maya, el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec y el Proyecto Integral Morelos con el Aeropuerto de Santa Lucía. Todo esto como un solo plan de reordenamiento territorial.
El Tren Maya se va a conectar con el Tren Transístmico. Las líneas de conducción eléctrica se van a concentrar en Yautepec, Morelos, que está a un lado del centro industrial de Cuernavaca. ¿Para qué? Para dar impulso a la economía, al extractivismo, a los intereses políticos y de seguridad de Estados Unidos y de las grandes corporaciones mundiales.
El elemento clave de los megaproyectos es el reordenamiento territorial. Así lo dice el Plan Nacional de Desarrollo. Este conjunto de proyectos creará una nueva frontera a la migración. [Ojo con esto último]
Con 21 estaciones y 14 paraderos a lo largo de cinco estados localizados en la península de Yucatán, el Tren Maya se planea construir con la intervención directa de la Sedena en tres tramos del tren, lo que implica una militarización evidente de este proyecto.
Junto a este reordenamiento, encontramos la profusión de cárteles criminales, así como la proliferación de grupos paramilitares que protegen los megaproyectos, las explotaciones mineras, los agronegocios y los gasoductos.
En Chiapas están viviendo lo que no habían vivido nunca, lo que escuchaban que se vivía en el norte y el centro del país. Desde que Rutilio Escandón se hizo Gobernador, se ha intensificado el acoso, la violencia, la persecución, el secuestro, la intimidación, la destrucción y el terror por parte de los viejos grupos paramilitares, que subsisten desde finales de los años noventa—y que hay que recordar que fueron producidos y coordinados, y está perfectamente documentado: por el Ejército mexicano.
Por todo esto decimos que MÉXICO ES CHIAPAS Y CHIAPAS ES MÉXICO.
Sobre operaciones psicológicas, consultar las siguientes fuentes:
Agencia Central de Inteligencia (Central Intelligence Agency. CIA). 2011. Psychological Operations in Guerrilla Warfare. Ed. by A. M Nagy, Scotts Valley, CA, CreateSpace Independent Publishing Platform.
Departamento del Ejército de Estados Unidos. 1987. FM 33-1: Psychological Operations. Departamento del Ejército de Estados Unidos, Washington, District of Columbia.
*Link original en Sin Embargo:
https://www.sinembargo.mx/02-10-2023/4416393