Por Francisco Ramos Aguirre:
La doctrina nacionalista, fue un tema de discusión en México desde mediados del siglo XIX. En aquel entonces, los argumentos se centraban en la economía y rechazo de los extranjeros radicados en este país. Para la mayoría de sus simpatizantes, se trataba de una doctrina defensora del patriotismo, autonomía, integridad, mexicanismo y rechazo al colonialismo. En medio de todo esto, debemos considerar los agravios históricos con motivo de las guerras de independencia contra España, Estados Unidos y Francia. Pero sobre todo, adentrarnos en el contenido de los Tratados de Viena en 1815: “Que cada pueblo diverso sea autónoma, y que se constituya vigorosamente en una nacionalidad distinta.”
De acuerdo a un editorialista del periódico El Pueblo, la Constitución promulgada por Venustiano Carranza, ayudó para que la Secretaría de Gobernación se “…ciñera a la Ley escrita y obra como arreglo a un criterio óptimo de nacionalismo puro -dando a este vocablo su más lato y generoso sentido-…” en referencia a la soberanía de los estados. (El Pueblo/septiembre 4/1918). En este caso, la política en defensa del mexicanismo empieza a desarrollarse precisamente después de la Revolución Mexicana, con el deslinde imperialista que Carranza menciona en su discurso pronunciado en Matamoros, Tamaulipas.
La respuesta de políticos, intelectuales y periodistas liberales de aquellos años sobre el tema, fue clara. Señalan que debía purificarse de influencias extranjeras, sin renegar las costumbres de la patria: “…de nuestro modo peculiar de ser; buenos o malos; así somos y hemos de ser siempre. La imitación de los extranjeros sólo nos llevará a la cursilería. Mos convertiermos en gentes híbridas a quien todo el mundo despreciará, pues no podermos ofrecer a la civilización y a la humanidad una nueva nota, pura y límpida de intenso nacionalismo.” (Periódico El Pueblo/febrero 10/1919).
El anti extranjerismo y dominación exonómica, se convirtieron en temas cotidianos de quienes, cobijados en la bandera tricolar defendían la no intervención de la patria cobijada en el nacionalismo. Los ejemplos son numerosos, sobre todo los referentes al expansionismo de los Estados Unidos en México a través de haciendas agrícolas, industrias, plantaciones tropicales, petróleo, minería, ferrocarriles y otros rubros. Por tal motivo, el discurso se enfocaba contra la dominación económica. A la vez, exigían al gobierno arrebatar las riquezas nacionales de manos extranjeras.
Así las cosas, durante las primeras décadas del siglo XX arreciaron en México las campañas contra las colonias yanquis, chinas, españolas, libanesas, italianas, palestinas y sirias, radicados en entidades donde tenían presencia comercial, agrícola y económica. Por ejemplo, en 1916 los capitalistas de Ciudad Victoria hicieron un llamado a las autoridades municipales para frenar la migración de comerciantes chinos y árabes, porque no correspondían a los intereses y progreso del pueblo. (El Contemporáneo/31 de octubre/1916).
A todo esto, sumamos las campañas anti chinas promovidas por Plutarco Elías Calles, las cuales repercutieron en el encarcelamiento y represalias de chinos particularmente en Ciudad Mante, Xicoténcatl, Tampico y Ciudad Victoria.
Los gobiernos post revolucionarios hicieron del nacionalismo un arquetipo cultural. Nacionalismo en el arte, educación, deporte, teatro, vestuario, comida, música, cine, industria petrolera y comercio. En este sentido, vale remontarnos a 1931 cuando el legislador y general Rafael E. Melgar acaudilló el Bloque Nacional Revolucionario de la Cámara de Diputados y propuso la creación de la Campaña Nacionalista, vigente entre 1931-1935, durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. Para lograrlo buscó el apoyo institucional y corporativo de senadores, gobernadores, presidentes municipales, cámaras de comercio, asociaciones agrícolas, líderes de opinión y dirigentes obreros.
Respecto a Tamaulipas, en ese tiempo se vivieron momentos convulsos entre la clase política. En ese contexto de fobias y luchas por el poder entre Emilio Portes Gil y el Jefe Máximo Elías Calles, se desempeñaron de gobernadores del estado Francisco Castellanos, Rafael Villarreal, Enrique L. Canseco y Marte R. Gómez. En cuanto a los presidentes municipales de Victoria, destacan Fernando Gómez, Manuel Gómez Garza, José Martínez Rocha y Melitón Rodríguez. Por su parte Napoleón Salinas, era dirigente de la Cámara de Comercio, mientras Praxedis Balboa Gójon se desempeñaba de diputado federal.
Bajo estas circunstancias, el gobierno tamaulipeco apoyó el “Día del Acercamiento Nacional.” Además de emprender obras nacionalistas y patrióticas, el gobernador Castellanos envió una circular a los presidentes municipales para crear comités y sub comités locales Pro Acercamiento Nacional. De esta manera, se fomentaría entre los tamaulipecos la comprensión, unión y acercamiento con el resto de los mexicanos, para todos juntos contribuir a “… desterrar a los provincialismos, rencores, odios infundados que existen, y el mejor desarrollo de nuestro comercio, industria, artes, deportes,etc…”
¿Es usted tamaulipeco…Adquiera un Radio Victoria?
En cuanto al tema comercial, en esa época se estableció en Victoria la Mueblería La Malinche. El nombre lo dice todo, si nos remontamos al malinchismo. Es decir, a la preferencia de lo extranjero y rechazo a productos y cultura mexicana. “¿Es usted Tamaulipeco?, proteja la industria local; si no lo es protéjala también. Compre un radio Victoria, a mitad de precio.” Es decir, lo mismo pero más barato. Para que no existiera duda sobre el amor al terruño, la botica del profesor Arturo Olivares ofertaba el Matagusanos Victoria.
Como parte de la estretegia nacionalista, las autoridades incluyeron el tema durante los festejos cívicos y patrióticos. En este sentido, la campaña estuvo presente en diversos festejos y actividades artísticos por ejemplo un festival que se realizó en el Teatro juárez, donde actuó la doctora Oirasor G. de L. González esposa del comerciante asturiano ingeniero Alfredo L. González.
Del 3 al 10 de mayo de 1931 la Cámara Nacional de Comercio, publicó un desplegado periodístico acerca de la Campaña de Prosperidad Nacional que comnprendía una Semana de Consumo Nacional de grandes baratas y un concurso de escapartates de artículos nacionales. “Es el esfuerzo de México, para beneficio de México, comprando lo que México produce…Y coopere en la seguridad de que su cooperación es un beneficio Nacional, porque cada peso invertido en productos nacionales, quede en México.”
Prácticamente el tema de la Semana de Consumo Nacional se posesionó del comercio victorense. Sus promotores, en un afan de agraciar a las autoridades nacionales divulgaron los pros y contras de la doctrina: “Mexicano, mientras tu consumas artículos extranjeros, nuestras fábricas se cierran y nuestros hermanos se mueren de hambre. Sé patriota y prefiere los artículos nacionales y ayudarás a solucionar la crisis y alejar el hambre que amenaza tu propio hogar.”
Respecto a los extranjeros, también fueron incluídos en el mensaje: “Tú que has participado nuestras dulces horas, ayúdanos en la Reconstrucción de nuestra patria, consumiendo productos que se elaboran en nuestro México. Si consume artículos nacionales, pronto verá aparecer la aurora de la Prosperidad en Nuestra Patria.” Incluso algunos extranjeros de origen judío, como el propetario del Bazar Colón se sumaron a la campaña nacional.
Sobre el cine, los productores y artistas mexicanos suamron esfuerzos en la película Pro-Patria (1932), exhibida en el Cine Obrero con la presentación personal del actor y director chihuahuense Guillermo Calles. El reparto estaba integrado por Gabriel Navarro y John C. Porter. Otra de las películas fue Águilas Frente al Sol, con fotografía de Alex Phillips.
En el ámbito de la paridad de género se integró el Comité General de Damas Nacionalistas, quienes solicitaron a sus agremiadas decir que los niños venían de París, porque era una opinión anti patriótica. Era preferible comentar a sus hijos más pequeños “…que pronto llegaría un nuevo hermanito de Michoacán o de otros lugares del país.”
La campaña gubernamental nacionalista, adquirió un nuevo enfoque con el arribo del presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien rebasó la promoción de los elementos culturales de identidad. Dentro de su proyecto político, se implementó la educación socialista; nacionalizó los ingenios azucareros; expropió el petróleo a las compañías extranjeras y reactivó la reforma agraria en el país.
El Heraldo/mayo 5 de 1931/; periódico El Gallito/marzo 30 de 1934; El Gallito/8 de enero de 1933; El Gallito/8 de enero/1933; Periódico Oficial del Estado de Tamaulipas/marzo 7/1931.)