Por Concepción Delgado Parra:
La estrategia es riesgosa. No sólo para Morena, sino también para el logro de su meta.
Sobre la información de los resultados de la contienda del “Frente Amplio”
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Marcelo Ebrard Casaubón (MEC) es un político experimentado e inteligente con fuertes intenciones de convertirse en presidente de México. A pocos días de realizarse el levantamiento de las encuestas de Morena para decidir quién será el coordinador o coordinadora de la defensa de la 4T, el exsecretario de relaciones exteriores decidió golpear varios frentes para intentar revertir la ventaja que sobre él tiene Claudia Sheinbaum.
Las encuestas no lo favorecen, eso lo sabe bien, pero tiene ambición y cuenta con un equipo de trabajo preparado para llevar a cabo procedimientos que le permitan situarse en el centro de la opinión pública para tratar de deslizar la balanza a su favor.
Desde el principio de la contienda, el excanciller puso a bailar a sus contrincantes a su ritmo. Les presionó para que abandonaran sus cargos públicos y empujó a la dirigencia de Morena para que las reglas del juego de la elección interna se instrumentaran a partir de sus propios criterios.
En el camino firmó acuerdos que no respetó, presentó propuestas de gobierno que estaban prohibidas –incluso por el Instituto Nacional Electoral– e incumplió no hablar mal de sus compañeros en la contienda.
La exigencia de “piso parejo” se convirtió en una de sus primeras demandas, aun cuando el excanciller ha pasado por encima de acuerdos que no cumplió. Un dato es irrefutable. Ebrard tiene información y sabe que no las tiene todas consigo para ganar las encuestas de Morena, pero está dispuesto a utilizar todos los medios para revertir este resultado.
Juega al chantaje porque sabe que su salida de Morena sería un golpe muy duro que favorecería a la oposición en 2024. Mientras prepara denuncias en contra de los tres órdenes de gobierno a los que acusa de utilizar recursos públicos para favorecer a Claudia Sheinbaum.
Bajar de la contienda a Claudia Sheinbaum a partir de procedimientos jurídico-legales se perfila como una de las estrategias del equipo de Marcelo Ebrard para enfrentar la desventaja que tiene con su mayor contrincante. Una práctica que conocen bien las derechas y que utilizan cuando las urnas no las favorecen.
En los últimos días, el excanciller agudizó sus acusaciones en contra de la exjefa de gobierno de la Ciudad de México por el presunto acarreo y el uso de programas operado desde la Secretaría del Bienestar y funcionarios estatales. Y, exigió a la dirigencia de Morena “dejar de simular y detener el acarreo en favor de Claudia Sheinbaum y permitir a la ciudadanía que elija libremente”.
Marcelo Ebrard logró colocar los reflectores sobre su persona a partir de un conjunto de declaraciones y denuncias en contra de su compañera de partido y contrincante, Claudia Sheinbaum. Sin embargo, lo que tendría que evaluar su equipo es el tipo de conversación pública generada en torno al excanciller.
La estrategia de “jugar a portarse mal” puesta en marcha por Marcelo Ebrard es riesgosa. No sólo para Morena, sino también para el logro de su propia meta. Produciría una grave fractura al avance de la 4T y, al mismo tiempo, dinamitaría la trayectoria política del excanciller cancelando su posibilidad de llegar a la presidencia de México.
Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale