Por Concepción Delgado Parra:
La película aminora el feminismoal empoderamiento individual.
Con interpretaciones diversas, muchas mujeres quedaron atónitas al descubrir que mientras luchaban por sus derechos, los defensores del mercado libre en su versión hollywoodense se habían apropiado de su discurso. Greta Gerwig, directora de “Barbie”, la película que se convirtió en la más exitosa dirigida por una mujer, un fenómeno mundial alrededor de la icónica muñeca de Mattel, logró representar lo que significa “ser mujer” en el mundo de hoy.
Estamos ante un momento histórico en el que los valores del feminismo producen altísimas ganancias. La película “Barbie” rompió récord en taquilla, se estima que será una de las más taquilleras de 2023, situándose próxima a recaudar mil millones de dólares a una semana de su estreno.
Durante más de un siglo, el movimiento feminista, articulado desde diferentes miradas, ha buscado visibilizar las desigualdades de género asentadas en la base del patriarcalismo.
En su paso por las sufragistas del siglo XIX, de la exigencia de las políticas de identidad y reconocimiento. Incluso, de la confrontación con la socialdemocracia para alcanzar la reivindicación de las mujeres, más allá de las clases sociales, los feminismos continúan luchando por la justicia de género en el marco global.
Y, de pronto, Hollywood irrumpe con un espectáculo cinematográfico disfrazado de “sororidad” con las mujeres bajo la máscara de defender las causas feministas.
Quienes resguardan la libertad de mercado tienen la capacidad de metamorfosearse de lo que se requiera en el momento actual para continuar domesticando las conciencias en un mundo donde la concentración de la riqueza constituye el sino de la “civilización”.
En este territorio, el discurso de la democracia también se flexibiliza. Sirve para colocar en los gobiernos a las élites políticas, económicas y financieras, cuyo propósito es instrumentar la lógica de un Estado mínimo en lo que se refiere a garantizar los derechos sociales de las personas y fuerte para impulsar los intereses privados.
La maleabilidad mediática permite a las élites, cual “Barbie’s” rubias, morenas, indígenas o de cualquier tipo, abanderar las luchas de sectores marginados que utilizan como moneda de cambio electoral para abandonarlas pronto en el olvido.
En la voz de muchas personas, la película “Barbie” reivindica a las mujeres. Refiere un símbolo de empoderamiento que enseña a las niñas a ser valientes, a luchar por lo que creen y aceptarse tal y como son. Cuestiones que interpelan la subjetividad de la persona y termina por fracturar la lucha colectiva contra la desigualdad estructural que deriva en las desigualdades de género y en la violencia contra las mujeres.
Finalmente, el contenido de la película edulcora la lucha feminista reduciéndola al discurso del “échaleganismo”. Aminora el feminismo al empoderamiento individual, a luchar “por lo que quieres”, invisibilizando que las circunstancias actuales de discriminación, desigualdad y violencia contra las mujeres requieren una atención redoblada para romper con las estructuras institucionales que impiden la redistribución y acceso a la justicia para alcanzar la igualdad de género.
Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM