Federico Anaya Gallardo
En alguna otra parte y en varias ocasiones, he afirmado que ser de derechas es mucho más fácil que ser de izquierdas. Dejar las cosas como están no requiere mucho pensar. Cambiarlas, sí. De esta diferencia nace, aparte, la eterna propensión de las izquierdas a pelearse entre ellas –porque hay mil modos de cambiar la situación injusta. Pero no empezaré mi reflexión de hoy, lectora, con la teoría. Vayamos a un evento concreto. Hace quince días, el miércoles 5 de julio de 2023, hubo un álgido debate entre Xóchitl Gálvez y Epigmenio Ibarra en el programa de radio matutino de Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula (104.1 de FM, Liga 1). Vale la pena revisarlo.
Como sabes, lectora, la ciudadana Gálvez se había inscrito el día anterior (martes 4 de julio) en el proceso interno de los partidos de la coalición de derechas, el Frente Amplio por México. El FAM busca competir en la elección presidencial de 2024 contra la coalición de izquierdas liderada por Morena. La participación de Xóchitl ha sido el tema central de los mentideros de esta capital federal desde hace semanas.
Epigmenio Ibarra es un periodista y productor que desde los años 1980 se ha comprometido con las causas progresistas latinoamericanas. Pese a que Ibarra es cercano al obradorismo, y Gómez Leyva ha sido un constante crítico de ese movimiento, el obradorista aceptó hace mucho participar en Radio Fórmula para mantener la pluralidad de opiniones. Varios debates entre Ciro y Epigmenio han sido interesantes. El 5 de julio, Ibarra criticó acremente a Xóchitl Gálvez y ésta se comunicó telefónicamente con la estación de radio para ejercer su derecho de réplica. Radio Fórmula cabeceó su video en YouTube así: “Xóchitl vs. Epigmenio: así fue el tiro que se aventaron con Ciro”. La Liga 1 muestra el debate, pero no la crítica previa de Epigmenio, misma que se puede oír en la grabación completa del programa (Liga 2).
El tiro, efectivamente, fue interesante. Antes de entrar a su análisis, lectora, me importa darte dos contextos específicos.
Primero. El programa de Ciro de aquel 5 de julio abrió con una entrevista con Ricardo Monreal Ávila –uno de los contendientes en el proceso interno de Morena. (Inicio de la grabación en la Liga 2.) Me impresionó el tono familiar y de confidencia entre Gómez Leyva y Monreal. En un momento, Ciro le dice: “—hemos hablado contigo en todas las circunstancias posibles contigo”. Desde esa confianza, seguridad y solidaridad de viejos amigos, el periodista de derechas le señaló a Monreal que “los números son muy claros” y que el resultado que el senador con licencia puede obtener en el ejercicio obradorista sería “casi humillante”. Ciro culminó preguntándole al caballero de Zacatecas: “—¿Se merecía el presidente del Senado este desenlace en la competencia por Morena, quinto lugar, quizás sexto lugar en la encuesta?”
Nota, lectora, cómo para Ciro importa la apariencia, la “majestad” del poder político. Para el reportero y comentarista, el “Presidente del Senado” se humilla al participar en un ejercicio democrático que no puede ganar. La implicación es que un político sólo debería salir a combate cuando sepa de antemano que ha de vencer. ¿Notas, lectora, lo antidemocrático de esta línea de pensamiento? Deberíamos regresar más tarde a esto.
Segundo, en aquella transmisión de radio del 5 de julio, Gómez Leyva había pedido a Ibarra que comentara sobre un artículo de opinión que este último publicó ese día en Milenio bajo el título “¿Otro Fox?” (Liga 3.) En el mismo, Epigmenio nos dice que el “Fenómeno Xóchitl” es una reedición de “El Ranchero Fox”, aquel sombrerudo que con sus botas prometía acabar con las víboras tepocatas del PRI. Ambos son mal hablados, “broncos”, y las élites que los apoyan suponen que, por lo mismo conectarán fácilmente con el pueblo.
Epigmenio argumentó, por escrito y en radio, que personas como Fox y Xóchitl “desentonan en las fiestas de postín”… y que, en el fondo, son personajes con los que las élites preferirían no codearse. Sin embargo, esas élites creen que la grosería y su modo campechano empatan con lo popular y que, por lo mismo, son candidatos que venden. Ibarra habla desde la experiencia. En su artículo de Milenio nos reporta que hace años, cuando su productora Argos presentaba proyectos a los ejecutivos de la tele hegemónica en México, se los rechazaban con el alegato de que “Hay que bajar al pueblo; contar historias simples para que la gente pueda entenderlas y se enganche”. Un criterio racista, clasista y ramplón, en opinión de Epigmenio. Tiene razón el jefe de Argos. Aparte, es un criterio equivocado e ineficaz.
Durante última elección federal, vimos un ejemplo de esa ineficacia. El “estratega de marcas” (San Google dixit) Eduardo Caccia (@eduardo_caccia) publicó el 23 de mayo de 2021 en Reforma un artículo de opinión titulado “¡Vas, carnal!” en el que agregó a su apellido una especie de apodo: “El Cachas”. El texto de Caccia pretendía empatizar con los votantes populares e impostaba apodo y lenguaje para darse a entender. La ridícula falsedad fue denunciada de inmediato. Correctamente, muchas compañeras y compañeros del Foro han recordado ese ejemplo ahora que aparece en el horizonte el “Fenómeno Xóchitl”.
Epigmenio Ibarra afirma –y tiene razón– cuando denuncia que este tipo de estrategias son una impostura, un fenómeno artificial y curioso. Para desenmascarar a los supuestos populares, basta ir a la www. Para Caccia podemos ver su sitio (Liga 4) en el que presume su influencia como consultor y estratega de comunicación. Su perfil de Twitter es un retrato perfecto de su impostura: “Nací arqueólogo sin saberlo. Mi vocación: desenterrar significados. Veo sombras, escribo y escarbo. Editorialista en Grupo Reforma. TEDx speaker”. Sus fotos le retratan a él y su relación con lo popular. Una le muestra fotografiando algo lejano con un gran lente (de esos que permiten capturar desde lejos). Otra muestra a dos campesinos empujando un burro, camino arriba.
Para desenmascarar a Fox basta recordar cómo traicionó todas sus promesas. Gobernó con las tepocatas y fue tanto o más venenoso que ellas.
Por cierto, Xóchitl es el segundo remake de Fox. ¿Ya se nos olvidó cómo Jaime Rodríguez Calderón ganó la gobernatura neoleonesa en 2015 bajo la máscara de El Bronco? Y recuerda, lectora, cómo su grosería terminó siendo contraproducente, cuando en los debates presidenciales propuso mutilar ciudadanos. Bien afirma Epigmenio (hoy sobre Xóchitl, ayer sobre Fox y “El Bronco”) que “la estridencia no sustituye las propuestas, lo campechano no sustituye lo profundo”. La gente, el electorado, las y los ciudadanos, somos mucho mejores que lo que creen los estrategas de marcas.
Dicho todo lo anterior, lectora, ve a la Liga 1 y escucha el debate Epigmenio vs Xóchitl. A mí lo que más me gustó fue la última pregunta que le planteó Ibarra a Gálvez. “¿Por qué si piensas [como piensas] estás con el PAN? ¿Por qué si piensas [como piensas] estás con el PRI? ¿Por qué si piensas [como piensas] estás con Claudio X. González?” Porque –y es relevante decirlo– Ibarra nunca dijo que Gálvez no fuera quien ella ha afirmado que es: una mujer de orígenes humildes que defiende los derechos indígenas, quien siendo joven militó en una organización marxista, y quien ha tenido éxito como mujer empresaria en un mundo dominado por hombres. Pero, si Xóchitl es todo esto, Epigmenio tiene razón al decirle que es una incongruencia que ella esté junto a los panistas, priístas y demás oligarcas.
Concluyo.
Esa última cuestión planteada por Epigmenio Ibarra es más grave y profunda que la incongruencia ética de Xóchitl Gálvez. Esta última: mujer, indígena, estudiante socialista e independiente (bronca/natural) representa el éxito personal en contra de los mil obstáculos que la estructura de opresión capitalista nos impone a todas y a todos. Veamos su andar al lado de Fox –a cuyo círculo llegó gracias a los cazadores de talentos/head hunters del guanajuatense– de 2000 a 2006. Recordemos su ya larga militancia panista –candidata a gobernadora en Hidalgo (2010), delegada en Miguel Hidalgo, Cdmx (2015-2018), senadora (2018-2023). Todo eso nos muestra que ella está integrada a la sociedad conservadora. De apocalíptica sólo tiene las formas.
La derecha sólo tiene que conservar lo que ya existe (el sistema de opresión). Que una persona humilde entre mil; que una mujer entre un millón tenga éxito en ese sistema de opresión NO elimina la estructura de injusticia. Pero es la mejor bandera para que las y los oligarcas proclamen que el sistema tradicional está bien; que lo único que hay que hacer es cambiar a las personas; que lo único que se necesita es una buena mujer o un buen hombre al mando.
Por eso, ante la pregunta final de Epigmenio, Xóchitl se refugiaba obsesiva en la frase “yo respondo por mí”. Y no. Nosotras y nosotros, la ciudadanía, ya sabemos que los Foxes y los Broncos no responden por ellos en lo individual, sino que representan y son funcionales a un sistema. Porque la sociedad humana no se construye sólo con personalidades individuales, sino a través de complejas conversaciones colectivas. La Historia (así, con mayúscula) tiene que ver con estructuras socio-económicas, con movimientos colectivos y no únicamente con héroes o heroínas.
Ligas usadas en este texto:
Liga 1:
https://www.youtube.com/watch?v=BWM4cx7zch4
Liga 2:
https://www.radioformula.com.mx/p/en-vivo/1041-fm.html
Liga 3:
https://www.milenio.com/opinion/epigmenio-ibarra/itinerarios/otro-fox
Liga 4:
https://eduardocaccia.com/