Por Federico Anaya Gallardo:
Lectora, la semana pasada repasamos algunas de las noticias que conocemos acerca de la violencia que se sufre en Nuevo Laredo. Hoy continuaré sugiriendo algunas líneas para reflexionar. Te propongo partir de la idea central de un hilo de tuits de Juan Alberto Cedillo: “no hay buenos y malos. Todos son malos”. (Liga 1.) Como aclaré la semana pasada, Cedillo no forma parte del coro de fake news que trataron de criminalizar a los jóvenes de la colonia Cavazos Lerma masacrados el 26 de febrero de 2023 por elementos del 16 Regimiento de Caballería Motorizada (Dragones Urbanos de Nuevo Laredo). Otro reportero serio, Pablo Ferri –quien siempre ha denunciado esa criminalización– explicó el 2 de marzo de 2023 a Momentum que, en su visita a Nuevo Laredo, había entrevistado al padre de uno de los jóvenes asesinados, cuestionándole sobre las actividades de su hijo en el crimen organizado. (Liga 2.)
La conclusión de Ferri es que al menos ese muchacho estaba ligado a criminales –aunque en el momento en que fue masacrado no estaba realizando ninguna actividad ilícita, no iba armado y no había agredido a nadie. Por eso es que todas y todos (el presidente de la República incluido) calificamos el hecho material como una ejecución extrajudicial.
Cedillo nos aportó más datos para entender lo que pasó en el hilo de trinos que he citado. El reportero nos dice que “Uno de los ‘jóvenes’ asesinados por efectivos de @SEDENAmx … // [e]ra un mando del CDN, que coordinaba la Tropa del Infierno. Fue responsable en el año 2019-2021 de desaparecer a decenas de ciudadanos y familias que circulaban por la carretera Monterrey-Nuevo Laredo, porque creían que eran la ‘contra’ del CJNG que pretendía tomar su plaza”. Cedillo anota que “[e]n la ciudad de Nuevo Laredo existe por parte de la población un ‘auto toque de queda’ que los obliga a recluirse en sus hogares a partir de las 22:00 horas. Después de esa hora sólo circulan miembros del CDN”.
Sumemos a lo anterior el testimonio oficial del capitán Elio Conde Toledano, quien estaba al mando del destacamento que asesinó a los jóvenes. Él no dio la orden de disparar. Es decir, los cuatro elementos de tropa que están hoy en día procesados habrían atacado la camioneta de los muchachos por su propia iniciativa. Liguemos esta iniciativa sangrienta de tropa y clases en el incidente con las quejas contra oficiales y mandos que reportó el diario tamaulipeco El Mañana el 21 de febrero de 2022. (Liga 3.)
A partir de los elementos que te he presentado, parecería que en Nuevo Laredo el liderazgo e iniciativa en el combate al crimen organizado ya no está en el mando ni en la oficialidad del 16 Regimiento, sino que la tropa y las clases de los Dragones Urbanos combaten por sí y ante sí a sus enemigos. Esto explicaría que la noche del 26 de febrero de 2023 el destacamento militar persiguiese y atacase la camioneta de los jóvenes. Los militares sabían del “auto toque de queda” del que nos habla Cedillo. Los jóvenes también. Al parecer, el único que no sabía de esto era el capitán Conde Toledano.
Los Dragones Urbanos de Nuevo Laredo llevan demasiado tiempo combatiendo a la Tropa del Infierno en las calles. Saben quiénes son, pueden identificarlos. Seguramente tienen información de sus movimientos. Por lo mismo, es concebible que los Dragones Urbanos supiesen que en el grupo de jóvenes que andaban de fiesta aquella fatal noche de febrero, estaba un mando enemigo. Y lo atacaron. ¡Atención lectora! He dicho que los Dragones Urbanos atacaron –no que el mando del 16 Regimiento de Caballería Motorizada atacara. Esta es una de las explicaciones factibles a partir de los hechos que todas y todos conocemos.
No pretendo exculpar a oficiales y mandos del 16 Regimiento. Al contrario. Si lo que sugiero resultara verdad, esa oficialidad y ese mando han demostrado una incapacidad que raya en la irresponsabilidad criminal. Estoy seguro de que esta conducta está tipificada en las ordenanzas militares, porque la función inicial (y esencial) de oficiales y mandos es controlar la potencia de fuego de su tropa. Dejar a soldados y clases sueltos, permitir que tomen decisiones solos, equivale a disolver el cuerpo militar. Es un quiebre imperdonable de la disciplina.
Un síntoma, o señal, de que esto es lo que ha ocurrido es el cambio constante de mando en aquel regimiento. La semana pasada reseñé la salida del coronel Miguel Ángel Ramírez Canchola acusado de permitir gravísimas violaciones de derechos humanos. Esto ocurrió el 7 de octubre de 2021. El coronel José Isidro Grimaldo Muñoz entró a su relevo, pero fue víctima de desaparición forzada en diciembre de 2022. Grimaldo apenas estuvo catorce meses al frente de los Dragones Urbanos. Ante la desaparición de Grimaldo, el Alto Mando designó a Héctor Aldape Gallegos –quien tomó el comando de la unidad el 21 de diciembre de 2022. Es decir, la masacre del 26 de febrero de 2023 en la colonia Cavazos Lerma ocurrió bajo su guardia.
El Mañana reportó ayer, 20 de junio de 2023, que el coronel Aldape había sido removido de su mando. (Liga 4.) El diario tamaulipeco atribuye el cambio directamente a dos masacres. La del 26 de febrero (de la que hemos venido hablando) y otra, ocurrida el 18 de mayo de 2023, pero de la que la Opinión Pública no supo sino hasta que el 6 de junio de 2023 (¡tres semanas más tarde!). Resulta que la cadena estadunidense de televisión en castellano, Univisión, dio a conocer ese 6 de junio un video en el que se muestra a otro destacamento de los Dragones Urbanos ejecutando a jóvenes el 18 de mayo. En este caso, no hay duda de que las víctimas de los militares iban armadas, pero también es evidente que ya habiendo sido sometidas, fueron ejecutadas. De nueva cuenta, el presidente de la República señaló que estábamos ante un acto inconstitucional. Sin embargo, aún debieron pasar dos largas semanas para que el coronel Aldape fuese removido. El Mañana reportó que entre quienes serán procesados por la masacre del 18 de mayo está el propio coronel Aldape.
Así las cosas, los Dragones Urbanos están estrenando su cuarto coronel en dos años. Se trata de Isaac Alvarado Ferreti. La sociedad debe estar atenta a las noticias que vengan de la ciudad fronteriza. Pero también debemos considerar la posibilidad de que los Dragones Urbanos se hayan convertido ya en una más de las bandas armadas que infestan las calles de Nuevo Laredo. El hecho de que esta unidad militar se encuentre siempre involucrada en ejecuciones extrajudiciales pese a los cambios en su mando sólo tiene dos explicaciones. O el alto mando condona y acepta la política salvaje de represión contra el crimen organizado (lo cual es inconstitucional); o los Dragones Urbanos ya no obedecen a su propio mando y están combatiendo por sí y ante sí la guerra contra la Tropa del Infierno.
De nueva cuenta, ninguna de las opciones favorece a la Secretaría de la Defensa Nacional. Porque toda la ciudadanía sabe que el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas ordenó a Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Guardia Nacional enfrentar al crimen organizado dentro de los límites de la Constitución y evitando la confrontación violenta. Los hechos de Nuevo Laredo demuestran que el 16 Regimiento de Caballería Motorizada ha desobedecido de manera reiterada esa orden presidencial. Entre 2021 y 2022, el alto mando hizo dos cambios en el mando de la unidad pero la conducta y actuación de esta siguió igual. O los mandos enviados a relevar son parte de una estrategia inconstitucional o los Dragones Urbanos son ingobernables.
Muchas personas han sugerido que el 16 Regimiento de Caballería Motorizada debe ser trasladado a otra plaza. En mi opinión eso no es suficiente. Los hechos que he referido en este espacio son apenas una muestra de las violencias ilegales que esa unidad militar ha cometido en Nuevo Laredo. Por el deshonor y deslealtad que ha mostrado –aparte de los procesos penales que deben abrirse ante los tribunales civiles– la unidad debería ser disuelta con deshonor; sus banderas y estandartes destruidos; su número y nombre proscritos –deben ser recordados sólo como ejemplo de deslealtad.
En estos asuntos, los símbolos importan. Los Dragones Urbanos se convirtieron en lo que la República les ordenó combatir. Todos (mandos, oficiales, clases y tropa) han sido desleales con sus banderas y con sus uniformes. Fueron desleales con su Comandante Supremo. Fueron desleales con el Pueblo Mexicano. No basta señalar las responsabilidades individuales. Hay pecados estructurales y responsabilidades institucionales. El 16 Batallón debe desaparecer y su memoria borrada de los anales del honor militar.
Ligas usadas en este texto:
Liga 1:
https://twitter.com/JuanACedillo/status/1645847979214147585