Por Rubén Zermeño:
Ante el ‘boom’ de conciencia y preocupación por el medio ambiente por parte de la sociedad, empresas y autoridades de los tres niveles de gobierno se quedan cortas en sus acciones y trabajo a favor del planeta, lo que ha provocado que la población desconfíe de ellos.
En la lucha por proteger al medio ambiente existe en México mucha preocupación por parte de la sociedad y pocas acciones de las autoridades y empresas. También, activistas y luchadores sociales enfrentan todos los días el peligro de que pueden ser asesinados.
Los estragos del cambio climático y la contaminación son cada día más latentes. En las grandes ciudades no solo padecemos constantemente dificultades para respirar y padecimientos cardiorrespiratorios por la contaminación de empresas, industria y automóviles.
También, comienzan a ser parte de nuestra cotidianidad en todo el país la falta de lluvias, sequías prolongadas, temperaturas extremas y en otras regiones fenómenos meteorológicos cada vez más intensos, precipitaciones atípicas e inundaciones.
Debido a que gran parte de la población, directa o indirectamente, ha padecido o sido testigo de condiciones meteorológicas extremas, el cambio climático se convirtió en su principal preocupación.
De acuerdo con un informe elaborado por VisualGPS, la crisis climática que padecemos encabeza la lista de preocupaciones de todo el mundo, pero especialmente en México y en la región.
Actualmente, esta preocupación se encuentra incluso por encima de la inflación, la crisis energética y todo lo relacionado con conflictos bélicos y la paz mundial.
A partir de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 1), celebrada en 1995 en Berlín, Alemania, hasta la COP 27 (Sharm El Sheikh, Egipto), los habitantes de todo el mundo han podido conocer y monitorear los avances y cumplimientos de metas para proteger el medio ambiente.
También, cómo las empresas y la industria comenzaron a trabajar en programas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) entre los señalamientos de la comunidad internacional de ser los principales emisores de gases contaminantes que ocasionan el cambio climático.
Desconfianza empresarial
En México, de acuerdo con el estudio de VisualGPS, ocho de cada 10 personas considera que se han hecho progresos significativos hacia una vida más consciente del medio ambiente, pero no confía en las acciones de ser “verdes” por parte de las empresas.
El 92 por ciento de los mexicanos consultados consideró que a la hora de decidir qué marcas deben usar o comprar, es crucial que la empresa tenga prácticas sostenibles con el medio ambiente. Aun así, más de la mitad afirmó que es demasiado trabajo investigar lo que las marcas están haciendo activamente para mitigar las amenazas derivadas del cambio climático.
La investigación además reveló que a la par de que la conciencia ambiental creció significativamente en los últimos años, también aumentó la desconfianza de los consumidores respecto a las campañas, acciones y prácticas medioambientales de las empresas y marcas que dominan el mercado.
En el análisis VisualGPS descubrió que el 83 por ciento de los mexicanos entrevistados cree que los productos están diseñados para parecer más ecológicos de lo que realmente son, una cifra que contrasta, por ejemplo, con Japón en donde solo el 58 por ciento de los entrevistados desconfió en sus marcas.
Esta desconfianza va acompañada también de escepticismo respecto a los productos que son etiquetados con la leyenda de “respetuosos con el medio ambiente”, ya que los encuestados consideran que el eslogan solamente es una estrategia de mercadotecnia.
“Históricamente, en distintos sectores, las campañas publicitarias han promovido la idea de la responsabilidad individual. Estamos acostumbrados a ver imágenes y vídeos que destacan determinadas prácticas sostenibles, desde el reciclaje hasta el uso de la bicicleta o de bolsas de compra reutilizables. Estos conceptos, en su mayoría impulsados por marcas y políticas públicas, refuerzan la idea de que la sostenibilidad ambiental es una responsabilidad individual.
“Sin embargo, según se desprende de nuestros resultados de VisualGPS, mientras que los individuos creen que el gobierno es el principal responsable de abordar acciones sustentables y las preocupaciones ambientales relacionadas con el cambio climático global, la gente cree que las empresas son tan responsables como los individuos, de proteger el planeta y difundir prácticas a favor del medio ambiente”, señala Rebecca Swift, Directora Global de Creative Insights en el estudio.
Según el Barómetro de Confianza 2023 de Edelman, uno de cada cinco encuestados quiere que las empresas desempeñen un papel más activo, no pasivo, en el combate al cambio climático.
La misma encuesta reveló que las personas tienen poca confianza en los gobiernos y, por el contrario, reveló que las empresas aún a cuentagotas van ganando la confianza de la población.
“A medida que se acelera la crisis climática, los consumidores están cada vez más informados sobre lo que es sostenible, cómo afecta al medio ambiente, quién es responsable y si confían o no en sus afirmaciones ‘respetuosas con el medio ambiente’”, concluye Swift.
El poder de la sociedad
Un estudio elaborado por el Clean Air Institute reveló que México es el segundo país con mayor número de muertes por contaminación atmosférica ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el país registra 15 mil decesos por año atribuibles a la contaminación del aire.
Después de la publicación del estudio, diversas organizaciones sociales como El Poder del Consumidor, el Instituto para la Competitividad (IMCO) y la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), exigieron al Gobierno federal una política para mejorar la calidad del aire en México ya que tan solo cuatro de cada 10 personas conoce el aire que respiran.
Esta problemática se debe a que actualmente en el país no existen técnicas estandarizadas de monitoreo, recolección de datos, personal capacitado y ni siquiera están bien definidas ni homologadas las medidas preventivas que se deben tomar para proteger la salud.
Debido a dicha situación, las organizaciones sociales pidieron a las secretarías de Salud, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Energía y Hacienda, armonizar los estándares de calidad del aire con base en las guías de la OMS y también mejorar el monitoreo para desde ahí comenzar a generar estrategias que impacten en la mejora de la calidad del aire.
Camino por delante
René Rosado, director regional de Transformación Pública de la Escuela de Gobierno del TEC de Monterrey, opina que si bien ha habido avances, principalmente en la sociedad, para mitigar los efectos del cambio climático y ser menos dañinos con el medio ambiente, aún falta mucho trabajo por hacer.
“Vamos por buen camino, pero todavía se tienen que ajustar los esfuerzos del lado de la sociedad civil. De lado de las empresas y los gobiernos se vuelve más complicado porque implica transicionar de sistemas industriales y eso requiere inversiones cuantiosas.
“Pero como sociedad debemos exigirle a las empresas y a gobiernos que lo hagan”, dice el especialista.
Sobre el papel de las autoridades, Rosado opina que además de coordinación y no manejar dobles discursos, les hace falta ser menos tolerantes con las empresas que contaminan.
“A los gobiernos les hace falta afilarse las uñas, ser más restrictivos y rigurosos con la aplicación de la ley en torno de las capacidades medioambientales.
“Por el lado de las empresas, el poder los tenemos los consumidores, si dejamos de consumir muchos de sus productos y servicios, si comenzamos a presionar desde el lado de la demanda para que las ofertas sean más verdes y sostenibles. Aún hay un largo camino que recorrer”, concluye.
Defensores amenazados
El inicio de este año ha sido atroz para los defensores del medio ambiente. Una serie de ataques, la falta de mecanismos de protección gubernamental y la impunidad, han ocasionado que comunidades indígenas y rurales queden desprotegidas y vulnerables a la par que el medio ambiente.
El pasado 5 de abril el activista por los derechos de los indígenas y en contra de la minería, Eustacio Alcalá Díaz, fue encontrado muerto en el estado de Michoacán. Tres días antes, fue secuestrado por un grupo de hombres armados mientras viajaba con un grupo de misioneros católicos.
En el pasado reciente, Alcalá Díaz lideró una campaña para frenar a una empresa minera transnacional y ganó.
Su nombre se suma a una lista de otros ocho líderes medioambientales que han sido asesinados o desaparecidos en el país en lo que va de este año.
El defensor de los derechos de los indígenas amuzgos, Remigio de la Cruz, fue asesinado a balazos dentro de su domicilio ubicado en el estado de Guerrero el pasado 1 de enero. Doce días después, presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación emboscaron y asesinaron a Isaúl Nemesio Zambrano, a Miguel Estrada Reyes y a Rolando Magno Zambrano, todos ellos guardias comunitarios de la comunidad nahua de Michoacán de Santa María Ostula.
En mismo Michoacán, el pasado 15 de enero, el abogado Ricardo Lagunes Gasca y el líder indígena Antonio Díaz Valencia fueron secuestrados.
Buscado una economía circular
A mediados de febrero de este año la Ciudad de México dio un paso sobre las demás entidades en la protección del medio ambiente.
El pasado 14 de febrero el pleno del Congreso de la Ciudad de México aprobó por unanimidad la nueva Ley de Economía Circular, la cual establece las bases para la construcción de alternativas económicas para aprovechar los recursos sin generar deterioro ambiental.
La legislación se convirtió en la primera ley de economía circular a nivel nacional y plantea la transición de un modelo económico circular y sustentable más allá de la gestión de los residuos de las empresas.
La ley sienta las bases de nuevos modelos de negocio basados en el encadenamiento productivo, es decir, la coordinación entre empresas y negocios para aprovechar al máximo los bienes y materiales y el fomento a negocios basados en la venta de servicios y no sólo de productos, tales como la renta de autos, equipamiento de oficinas, entre muchos otros.
También se busca la creación de un instrumento de evaluación para que las empresas porten el distintivo de “Circularidad”.
Al respecto la titular de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México, Marina Robles García, señaló que la Ley de Economía Circular marca un antecedente a nivel nacional para que empresas puedan transitar de manera progresiva hacia esquemas más sustentables.
“Una de las grandes oportunidades que ofrece la economía circular es que abrió un diálogo nuevo entre quienes hemos trabajado a lo largo de mucho tiempo por mejorar las condiciones ambientales, con la iniciativa privada. Uno de los beneficios de la circularidad es que, además de los beneficios ambientales, a las empresas les ofrece certidumbre en precios y en insumos”, comentó.
La funcionaria local insistió en que el “encadenamiento productivo” es una de las formas más sencillas de avanzar en la circularidad.
“Es básicamente poner de acuerdo y coordinar a grupos de industrias, de empresas, de negocios que pueden utilizar los bienes que para uno ya no son útiles y que sirven de insumo para las siguientes. Es un encadenamiento que basta en muchos de los casos con coordinación, con disposición, con voluntad de cada uno de los actores”, agregó.