*Mensaje de Martha Olivia López Medellin el 7 de marzo, por el reconocimiento a su trayectoria periodística por parte del Cabildo de Ciudad Victoria, Tamaulipas
La gratitud es la memoria del corazón nos dice Lao Tse.
Y esa frase me ha acompañado desde hace muchos años porque creo que este valor, es fundamental para el amor y la sensibilidad humana.
Gracias por este reconocimiento a Dios, a mis padres, a Gudelia Medellín Moreno, que con su fuerza y ejemplo me enseñó la solidaridad humana.
Gracias a Tere Baeza que ha sido una mujer, que con su congruencia y honestidad, nos habla del amor a la vida, a nuestros semejantes y al ambiente.
Gracias a mis compañeras homenajeadas:
A la impresionante bonhomía de Bibi Arreola
A la colega Mary Jaramillo, una periodista única
A Libertad García Cabriales, Libby, por su sensibilidad, amor a Tamaulipas, a la historia, la cultura y sobre todo a Ciudad Victoria.
Gracias a Tania Villanueva, a Xóchitl García Rodríguez a Regino Infante a Luis Daniel Silva y a José Antonio Marín, mis compañeros de viajes y aventuras periodísticas; a Cuitláhuac Córdova por amar tanto y promover la gastronomía tamaulipeca.
Gracias a Lupita Perea, una compañera de lucha, por ir más allá de su papel en la Comisión de la Mujer y dar cabida a todas las voces por divergentes que seamos, porque su gesto nos hermana.
Gracias a Jiroko, Katsuko y Ángel que son mi clan y mi amor perenne, por acompañarme en la vida y enseñarme, siempre, que lo imposible se hace realidad.
Gracias a Adriana y a Mónica por ser amigas y estar siempre.
Gracias a Marisa por sus letras, que nos alimentan y que extrañamos.
Gracias a todas las que están hoy aquí porque es importante vernos, abrazarnos y reconocernos en esta dura tarea por visibilizarnos, aunque sea una vez al año.
Gracias al Cabildo de Ciudad Victoria, al Cronista Paco Ramos por esta iniciativa.
A las mujeres se nos exige siempre más: ser profesionalmente capaces y excepcionales, ser buenas cuidadoras y excelentes madres de familia y hemos rebasado la doble y triple jornada, y por si eso fuera poco, se nos pide que seamos productivas.
Creo que es importante estar juntar, y luchar por las que no pueden: porque detrás de nosotras están generaciones enteras de madres, tías, abuelas, que habrían querido tener este micrófono y hablar… ser científicas, ser abogadas, ser ingenieras, periodistas o simplemente decidir qué querían con su vida.
Por eso, hoy estamos aquí quienes nos rebelamos y hacemos lo que muchos creían imposible: dirigir una empresa, una familia, un medio de comunicación, viajar al espacio…dirigir nuestra vida.
Las mujeres somos impresionantes: solo hay que ir a las colonias y los ejidos y ver cómo se entregan y trabajan por una ideología, un partido o a un personaje, realizan labor social en sus comunidades y rompen esquemas y normas.
Y si nosotras podemos hablar hoy y alzar la voz es porque muchas antes, lucharon para que nosotras viviéramos una vida de derechos más plena, por eso es importante reconocer a las mujeres todos los días, todo el año, porque somos parte fundamental para reconstruir el tejido social.
Hoy no olvidemos a las que siguen luchando:
A Luisa Álvarez por amar tanto la Universidad Autónoma de Tamaulipas
A Grecia de Ciudad Victoria que busca a su esposo desde septiembre del 2022, un trabajador de la construcción que fue a Nuevo Laredo a laborar para la Universidad Autónoma de Tamaulipas y no ha aparecido… y nadie le dice nada dónde está, ni seis de sus compañeros.
Alcemos la voz por Mayra Setien, una luchadora y activista que me manda mensajes hasta cuando he estado en el hospital, porque quería que no olvidara las injusticias de la Conagua en Jaumave, en complicidad con un empresario limonero, han dejado sin agua a más de tres mil personas; una historia de la que poco sabemos, manchada por la corrupción, el moche y el tráfico de influencias en contra del pueblo.
Alcemos la voz por Cristina Gallegos, una ejidataria que abandera la causa de su comunidad, Benito Juárez de Altamira, en contra de los latifundistas y en contra de la burocracia del Tribunal Agrario.
Hagamos que se escuche la voz de Saris Salazar de La Pesca, Soto la Marina, quien fue la primera que documentó cómo se estaban tirando las casas y los pequeños hoteles cuando Francisco Javier García Cabeza de Vaca quiso apoderarse de 42 hectáreas.
Alcemos la voz por Paula Villanueva, una izquierdista incansable de Padilla, que siempre está en todas las causas que afectan a su pueblo.
Por las mujeres cooperativistas del ingenio de Mante que tienen nada más 35 años luchando y exigiendo que les regresen lo que les corresponde y han envejecido pero no se cansan de denunciar.
Por Maritere, madre de un adolescente de 15 años asesinado por los policías Gopes, enviados por Cabeza de Vaca, y que es parte de unas bandas que hay en Ciudad Victoria de jóvenes: que primero los hacen adictos y después los obligan a delinquir. Eso también lo denuncié en La Mañanera ante el presidente Andrés Manuel López Obrador.
A Maru que lucha para que su esposo salga de la cárcel donde está acusado de un crimen que no cometió pero fue incriminado para proteger a los Gopes…otra vez de Cabeza de Vaca.
Por María Guadalupe Martínez, madre de Juan Daniel Ortiz Martínez, de Río Bravo, quien busca justicia y que termine la impunidad policíaca en Tamaulipas. Este joven de 23 años, ingeniero, fue asesinado por la Policía Estatal Preventiva y la mayoría de los implicados siguen libres.
Todos estos nombres los he conocido a través de mi ejercicio periodístico porque ¿qué sería del periodismo que sólo le da voz a los que tienen dinero o a los que tienen privilegios?
¿Qué sería del periodismo sin la voz de las y los ciudadanos?
Creo en la siguiente frase que ha sido atribuída a muchos autores
“Periodismo es publicar lo que el poder (político, económico, fáctico) no quiere, lo
demás, son relaciones públicas”.
Gracias a todas ellas, y se me quedaron muchos nombres más, pero el tiempo es corto, gracias por su ejemplo, por su terquedad, por su necedad, por querer un Tamaulipas y una sociedad mejor.
Gracias al Gobierno Municipal de Ciudad Victoria.
Dice Eduardo Galeano, el escritor uruguayo que el derecho a soñar es uno de los derechos que no están inscritos en ninguna declaración universal de los derechos, la ONU no lo reconoce, pero el derecho a soñar es el derecho más importante que debiéramos tener todos… si no fuera por él y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.
¡Gracias!