Ambrocio López Gutiérrez
Por amor se cometen los actos más sublimes, se realizan acciones heroicas y grandes sacrificios tienen que ver con ese sentimiento, esa emoción, ese valor que todo lo abarca pues nos motiva a vivir en pareja, a tener hijos, a amar a los nietos, a tener afecto por la familia extendida y por los amigos. El amor también nos induce a superarnos para servir mejor a los demás, nos impulsa a respetar a la naturaleza. Por amor le tememos a Dios y nos esforzamos por ser mejores cada día.
Febrero es conocido como el mes del amor pero desde antes del 14, día de San Valentín, comenzaron los festejos. Se llenaron los restaurantes locales, los vendedores de flores y chocolates hicieron su agosto y las oficinas públicas y privadas celebraron el amor y la amistad. Los amigos estrecharon relaciones, los adversarios hicieron una tregua y todos, en mayor o menor medida, tuvimos algún festejo. Diversos personajes han escrito inmortales obras de amor, sin embargo, el cantautor Joaquín Sabina tiene muchas piezas que se ocupan del amor (y del desamor); comparto aquí una de mis favoritas:
“Me doctoré en tus labios de ocasión en una sórdida pensión de Leningrado; sin pasaporte y fuera de la ley pero borracho como un rey desheredado. Cincuenta rublos era un potosí y tú desnuda un maniquí de grana y oro; nos dieron llaves de la suite nupcial que era un cuartucho de hospital sin inodoro. Nos quedaba para un vodka con limón cuando agonizó el palique; qué ansiedad, te empecé a desabrochar la gabardina. No era fácil en la Unión Soviética ir por condones a recepción; a años luz de la rutina anidó una golondrina en mi balcón.
No sé qué nos pasó ni cómo fue, que nos cruzáramos aquella noche loca; balbuceamos cursiladas todo a cien y rodamos descosiéndonos la boca; nos matábamos de ganas de vivir. No dormir era más dulce que soñar y envejecer con dignidad una blasfemia. Tú con boina, yo con barba, ¡viva el Che!, recién conversos a la fe del hombre nuevo. No había caído el Muro de Berlín ni reventado el polvorín de Sarajevo; porque la revolución tenía un talón de Aquiles al portador. Y flotando entre las ruinas enviudó una golondrina en mi balcón. Ayer salías, morena, de un café; ya casi medio siglo que no te veía, eras rubia, si no recuerdo mal, dije y mintiendo, ´estás más guapa todavía´.
Me aceptaste una cerveza sin alcohol; se nos había muerto el sol en los tejados funerales, y con nada que decir vi en tus pupilas un añil mal dibujado. No sé por qué sigo escribiendo esta canción pero me sangra el corazón cuando lo hurgo. Supe que te casaste con un juez y Leningrado es otra vez San Petersburgo. Ni siquiera comentamos si quedamos, pásame tu dirección; y de vuelta a la oficina se estrelló una golondrina en mi balcón. Porque la revolución tenía un talón de Aquiles al portador y flotando entre las ruinas enviudó una golondrina en mi balcón”.
CON MOTIVO del Día de San Valentín, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) integra indicadores sobre las parejas (casadas o en unión libre) que vivían solas y en las que al menos uno de los cónyuges tenía 60 años o más. El objetivo es dar a conocer sus principales características sociodemográficas, la forma en la que obtienen sus ingresos y sus principales gastos. Los programas estadísticos usados en el presente documento son: la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOE), tercer trimestre de 2022; la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENGIH) 2020, y las Estadísticas de Matrimonios 2021.
De acuerdo con información del tercer trimestre de la ENOE 2022, en México había 18 millones de personas con 60 años y más, es decir, 14 % de la población. Más de la mitad de estas personas estaba casada o vivía con su pareja en unión libre (59 %) y una cuarta parte era viuda (24 %). Esta estructura cambia si se compara con la población joven (15 a 29 años) que en su mayoría se encontraba soltera (72 %), o con los adultos de 30 a 59 años, cuya situación conyugal predominante era la de casada (50 %) o vivían con su pareja en unión libre (21 %).
La distribución porcentual de las personas de 60 años y más, según su situación conyugal, indica que 65 % de los hombres estaban casados, en tanto que para las mujeres la cifra fue 43 por ciento. Nótese que los porcentajes de mujeres viudas (34 %) y solteras (11 %) superaron a los de los hombres (13 y 7 %, respectivamente). Una de las consecuencias del envejecimiento demográfico se refleja en el incremento de las personas adultas mayores que viven en distintos arreglos familiares. Según cifras de la ENOE, de las personas de 60 años y más unidas, 33 % vivía en hogar nuclear sin hijos; 28 % en hogar compuesto y 26 % en hogar nuclear con hijos.
En comunicado distribuido en esta capital, la fuente sostiene: Los datos del tercer trimestre de la ENOE 2022 indican que había 2 037 833 parejas que vivían solas y en las que uno de los cónyuges tenía 60 años o más. De estas, 2 035 289 eran parejas de distinto sexo, y 2 544 del mismo sexo. De las parejas heterosexuales que vivían solas y en las que algún cónyuge tenía 60 años o más, se observó que, en tres de cada cuatro parejas, el hombre tenía mayor edad que la mujer y en 8 % ambos tenían la misma edad. Para 2022, 50 % de las parejas heterosexuales que vivían solas y en las que alguno de ellos tenía 60 años o más ambos cónyuges tenían el mismo nivel de escolaridad; en 31 % de los casos, el hombre tenía mayor escolaridad que la mujer y, en una de cada cinco parejas (19 %) la mujer tenía mayor escolaridad.
En 2022, las condiciones laborales de las parejas en las que alguno de los cónyuges tenía 60 años y vivían solas fueron las siguientes: en 45 % ninguno era económicamente activo; en la tercera parte (33 %), el hombre era económicamente activo y la mujer no; en siete de cada 100 la mujer era económicamente activa y el hombre no, y en 15 de cada 100 parejas ambos eran económicamente activos. Si de las parejas que viven solas y en las que al menos uno de los cónyuges tiene 60 años y más, solo se considera a las personas adultas mayores, se observa que 33 % era económicamente activa; de esta segmentación, 99 % estaba ocupada y la mayoría (73 %) estaba en la informalidad.
Por su posición en la ocupación, un poco más de la mitad (52 %) trabajaba por cuenta propia, una tercera parte (33 %) era persona trabajadora y remunerada, 10 % era empleadora y 5 % trabajadora sin pago. De acuerdo con la ENIGH 2020, de los hogares conformados por parejas que vivían solas y en las que alguno de los cónyuges tenía 60 años o más, 49 % de sus ingresos trimestrales provino de trasferencias públicas o privadas; 26 % de su trabajo; 16 % de la estimación del alquiler de la vivienda y 9 % de renta de alguna propiedad.
En 2020, el gasto corriente trimestral de estas parejas mostró que los principales gastos se distribuyeron así: 39 % se asignó a la compra de alimentos; 19 % al pago de transporte; 11 % a gastos de la vivienda (servicios de energía eléctrica y combustibles); 8 % a cuidados de la salud y un porcentaje similar (8 %) a limpieza. De acuerdo con la Estadística de Matrimonios, en 2021 hubo 453 085 casamientos. En 26 167 de ellos (6 %), alguno de los cónyuges declaró tener 60 años o más de edad al momento de contraer nupcias. De estos últimos, 222 fueron matrimonios entre personas del mismo sexo.
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