Rutinas y Quimeras
Clara García Sáenz
El primer egresado que conocí de la Facultad de Ciencias de la Educación fue mi profesor de bachillerato, Joel Castillo, joven recién graduado que había llegado a El Naranjo, San Luis Potosí, a impartir clase de lectura y redacción al recién creado Colegio de Bachilleres. Oriundo de El Mante, era el único de mis profesores que no había egresado de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí ni de la Escuela Normal de ese estado.
Venía de la Autónoma de Tamaulipas y lo recuerdo como uno de mis mejores maestros y con quien, de alguna forma, me inicié en la escritura y en el periodismo, al colaborar con un periódico escolar que él dirigía llamado “El Calmécac”. Nereo Zamorano, director fundador de Radio Universidad y Clemente Castro González, exdirector de Prensa de la UAT, también son egresados de la FCE.
Recuerdo también a mi maestro de estadística en la UAT, Sergio Flores, cuyo método de enseñanza me hizo sentir confianza en el manejo de los números, él también había egresado de la Facultad de Ciencias de la Educación.
Después he conocido a muchos más egresados cuando cursé algunos semestres en la especialidad de ciencias sociales en esa facultad y fueron mis maestros; se distinguían del resto por ser los más comprometidos como el maestro Gonzalo, el profe Badillo, la maestra Cristina, entre otros.
Eran los años 90 y se decía que en la Facultad de Ciencias de la Educación eran comunistas y que había puros revoltosos porque desde su fundación en 1971 era la que más paros y huelgas había tenido. Ya en mi vida laboral tuve la oportunidad de conocer a muchos más egresados que trabajaban dentro y fuera de la UAT, la mayoría insertados como profesores en diversos niveles educativos, otros con carreras políticas, otros más en el servicio público.
Hace algunos días visité algunas dependencias de gobierno del estado y me sorprendí que en una mañana tres personas en distintas oficinas me dijeron orgullosos que habían egresado de “Ciencias” como le suelen llamar de cariño a la ahora Unidad Académica Multidisciplinaria de Ciencias Educación y Humanidades (UAMCEH).
Esta semana que se celebran sus 51 años de fundación, pareciera que su naturaleza humanística sigue viva y latente, no solo porque sigue formando profesionistas en estas áreas que transitan exitosamente en el campo laboral, sino también porque ha diversificado su oferta educativa a otras áreas más allá de las ciencias de la educación para abarcar estudios de Lingüística, Sociología e Historia; ha consolidado programas de posgrado tanto en maestría como doctorado.
Ha incorporado constantemente a profesionistas egresados para renovar su planta docente y tiene, fiel a su tradición universitaria, una disidencia. Todo esto hace de la UAMCEH, un espacio vivo que late fuerte como el centro vigoroso de las humanidades en la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
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