Por Martha Olivia López Medellín
En 2016 y durante su campaña para el Gobierno de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca dijo que aspiraba a recuperar “el orgullo de sentirnos tamaulipecos”. Seis años después, la mayoría de los tamaulipecos buscan recuperar no solo el orgullo, sino también la confianza en las instituciones que García dilapidó.
Las condiciones en 2016 eran ideales para la alternancia: luego de 86 años de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Tamaulipas estaba listo para decirle adiós a un gobierno desgastado, con graves acusaciones de corrupción y complicidad con los grupos del crimen organizado.
Incluso estas organizaciones criminales habrían tenido participación en el asesinato del candidato priísta a la gubernatura, Rodolfo Torre Cantú, el 28 de junio de 2010. Por acuerdo cupular del tricolor, el hermano de Rodolfo, Egidio Torre Cantú —un ingeniero civil egresado del Tecnológico de Monterrey con poca paciencia y nada de carisma— sustituyó al médico en las boletas y gobernó Tamaulipas, junto con su papá, Egidio Torre López, del 2011 al 2016.
Ese último año, el mensaje de la llegada de “los vientos del cambio” de García Cabeza de Vaca (que había sido diputado federal, local, alcalde de Reynosa y senador) y el slogan “ni me doblo, ni me vendo” le llegó al corazón de los electores.
“Después de tanto tiempo de gobernar el PRI, vienen y rompen con este esquema y las expectativas que despertaron fueron inmensas… el no cumplir lastimó mucho a la sociedad. El no llenar las expectativas que generaron con los famosos’ vientos del cambio’ fue tremendo”, dice Heriberto Deandar Robinson, editor de Hora Cero.
Agrega que gobernantes como Cabeza de Vaca “llegaron a hacer de los estados añicos y con una sed tremenda, impresionante, de quererse apoderar de vidas, de querer destruir todo aquello que pensara diferente a ellos”.
Para el analista político Daniel Santos Flores, los seis años de Gobierno del PAN “prometieron mucho y dejaron muy poco”.
“Llegan con la intención de hacer diferentes las cosas, con un muy buen discurso, pero a la hora de gobernar, simplemente fue lo mismo. Cuando se habla del gobierno panista de Francisco García Cabeza de Vaca se habla de corrupción, de negocios al amparo del poder, saqueos y funcionarios que no hacían bien su trabajo, que solo lo que hacían era enriquecerse y enriquecer a los suyos; las acciones de gobierno más que cumplirle a los tamaulipecos eran encaminadas a proteger los negocios que se estaban haciendo”, puntualiza Santos.
Comienzan a revelarse las irregularidades
El discurso combativo y la sensación de esperanza de un cambio para bien comenzó a desvanecerse entre los tamaulipecos con el actuar de García Cabeza de Vaca. La Auditoría Superior de la Federación comenzó a documentar y revelar fallas administrativas del Gobierno tamaulipeco.
De 2017 a 2020, las irregularidades en el gasto federalizado de Tamaulipas alcanzaron los 13 mil 467 millones 901 mil 209 pesos. Solo en el 2018, fueron 9 mil 758 millones 424 mil pesos detectados en dinero del que no hubo pruebas de dónde quedó.
Las principales irregularidades fueron por la compra de medicamentos a precios más altos; pagos a personal en puestos inexistentes; sueldos a 40 trabajadores fallecidos; el Gobierno pagó por libros de texto que no fueron entregados; y dio gratificaciones salariales por encima de lo establecido.
El gobernante que amasó una fortuna
Simultáneamente, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) —a cargo de Santiago Nieto Castillo de diciembre de 2018 a a noviembre de 2021— comenzó a hacer el rastreo de empresas, familiares y personajes cercanos a García Cabeza de Vaca.
Fue de esta forma que la Fiscalía General de la República (FGR) dio a conocer en un documento oficial que la fortuna que amasó el entonces gobernante tamaulipeco ascendía a 951 millones de pesos.
Como gobernador, menciona la Fiscalía, Cabeza de Vaca encabezó una organización criminal para lavar dinero a través de contratos públicos otorgados a sus socios.
Todo comenzó antes de que el panista se propusiera ser alcalde de Reynosa. En 2016, ya tenía un patrimonio de alrededor de 50 millones de pesos. Y para febrero del 2020 —según el documento que entregó la FGR a la Cámara de Diputados en febrero de 2021 para solicitar el desafuero del mandatario— ya tenía un patrimonio con valor de 951 millones de pesos, distribuido en restaurantes, galerías de arte, residencias, ranchos y cuentas bancarias que denomina como “caudal de bienes ocultos”.
Las acusaciones por delincuencia y el desafuero
Al entonces gobernador de Tamaulipas le imputaron en abril de 2021 la comisión de delitos de delincuencia organizada, defraudación fiscal equiparada y lavado de dinero.
Algunos cargos se derivaron de la acusación formulada por Emilio Lozoya —exdirector de Pemex en el sexenio de Enrique Peña Nieto—, quien denunció que Cabeza de Vaca fue parte de un grupo de legisladores que en 2013 recibieron millonarias cantidades aportadas por Odebrecht para votar a favor de la reforma energética del Ejecutivo.
Finalmente, la mayoría de los diputados federales votaron por el desafuero del Ejecutivo… aunque el Congreso de Tamaulipas, de mayoría panista, determinó blindarlo y brindarle un fuero.
La controversia legal llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, tras 18 meses de espera, decidió declarar que el fuero de Cabeza de Vaca prevalecía.
Sin embargo, la UIF ha formalizado varias denuncias contra el gobernador panista y sus cercanos, la número cinco por un esquema de desvío de fondos públicos a través del Club de Fútbol Correcaminos y de cinco empresas “fachada”, una de ellas ligada a una red acusada de lavar dinero al Cártel Jalisco Nueva Generación.
Y pese a todo ello, Cabeza de Vaca ha señalado que las acusaciones en su contra obedecen a una persecución política del gobierno federal en su contra.
La ‘mejora’ en la seguridad… que no llegó
Ante la falta de obras públicas y de infraestructura destacadas en su sexenio, Cabeza de Vaca se avocó al tema de la seguridad donde sus propagandistas dijeron que había mejorado y que en Tamaulipas viajar en carretera era un ejercicio “casi terapéutico”. La narrativa también señalaba que el estado se encuentra entre los 10 más seguros del país.
Sin embargo, la realidad y las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública lo contradicen y señalan que, en su último año de gestión, la violencia ha aumentado.
Tan solo en agosto pasado, Tamaulipas registró el número más alto de homicidios, homicidios dolosos, robos a casa habitación, robo de vehículos automotores y robos a negocios en lo que va de 2022.
Otros delitos que aumentaron considerablemente en agosto fueron el fraude, la extorsión, el despojo y otros delitos contra el patrimonio.
El narcomenudeo, las amenazas y los delitos de violencia familiar también registraron sus números más altos del presente año.
El horror de las desapariciones en el Gobierno de Cabeza
En el tema de derechos humanos, desde que Cabeza de Vaca tomó posesión como gobernador de Tamaulipas —el primero de octubre de 2016— y hasta el último día de su mandato —30 de septiembre de 2022— el estado ocupó el segundo lugar a nivel nacional en registro de personas desaparecidas y no localizadas, según el registro oficial de la Secretaría de Gobernación.
En ese período de tiempo se registraron 4 mil 367 personas desaparecidas y no localizadas, cifra que solo supera Jalisco.
En septiembre pasado se registraron casos en la mayoría de los 43 municipios; uno de estos son las denuncias de un grupo de siete jóvenes de Victoria y Tampico que fueron a trabajar a Nuevo Laredo y desaparecieron el 12 de septiembre, sin que la autoridad responsa e investigue
Estaciones de seguridad de millones de pesos
En el tema de seguridad, Cabeza de Vaca se enorgullecía de las 23 estaciones de seguridad que construyó en su gestión.
Sin embargo, nunca respondió a la solicitud del diputado local de Morena, Marco Gallegos Galván, del por qué se paga, en terrenos ejidales, 50 millones de pesos por renta de esos espacios.
Tampoco aclaró el tema de la contratación de las 3,500 cámaras de videovigilancia cuyo costo mensual es de 850 mil pesos.
Y a pesar de las fallas en la prevención de la seguridad y la procuración de justicia, con una mayoría panista en el Congreso de Tamaulipas, Cabeza de Vaca erigió una súper Fiscalía de Justicia que sería, de facto, una sombra o vicegubernatura en Tamaulipas que le reste atribuciones al Gobierno constitucional
El dictamen fue aprobado por la mayoría de Acción Nacional en el Legislativo.
De hecho, en el Congreso tamaulipeco actualmente se vive una pugna constante por el control, donde ambos grupos mayoritarios—Morena y el PAN— han recurrido a todas las instancias judiciales, electorales y hasta la Corte: unos para hacer valer la ley y los del pan para apoyar a Cabeza de Vaca, a quien se le terminó el fuero constitucional al concluir su cargo y podría ser procesado penalmente por la Fiscalía federal.