Federico Anaya Gallardo
Hace meses, lectora, te contaba que Mark Twain (Samuel Clemens) era un señor muy imaginativo y –hoy diríamos– “performancero”. En nuestros días habría prosperado como influencer. (Liga 1.) Ese su carisma parece haberse trasladado a varios de sus personajes –como Tom Sawyer y Huckleberry Finn– los que a su vez se han “reproducido” en nuestros medios de múltiples maneras. Los caracteres originales han recibido especial atención del cine y la televisión. Hay una versión de 1968 particularmente extravagante adonde Tom, Huck y Becky Thatcher recorren perdidos una cueva sicodélica mientras los persigue un Indio Joe interpretado por Ted Cassidy –quien era Largo en Los Locos Adams– en el programa de Los Banana Splits. Pero ya regresaré a ello algún día.
Hoy te contaré del Tom Sawyer dirigido en 1917 por William D. Taylor (1872-1922). Esa versión es famosa hoy en día porque tanto el director como el actor principal, Jack Pickford (1896-1932), protagonizaron varios de los primeros escándalos de Hollywood. Pickford era un actor canadiense que hizo carrera en los EUA. Interpretó un Tom Sawyer adolescente, aunque en el momento de la producción el actor tenía casi 22 años. Probablemente es el primer caso age-cosplay (juego de disfraces con la edad) de la industria cinemática. Director y actor hicieron dos filmes: Tom Sawyer (1917) y Tom and Huck (1918). (El primero, de 58 minutos, en la Liga 2.)
Para apreciar mejor este filme, regresaremos un poco en el tiempo. Jack fue uno de los primeros child-star, un producto comercial empujado y administrado por su madre, Chartlotte Hennessy. Ella era una madre soltera canadiense que encabezó a su prole luego de que el padre alcohólico les abandonase. Dos de las hijas mayores actuaban en pequeños espectáculos en Ontario y con esas conexiones Charlotte llevó a su familia a Nueva York cuando ésta metrópoli era la Meca del Cine. Una de las hijas, Mary, fue quien tuvo más y mejor éxito. Ella fue la que bautizó a la familia con el apellido Pickford. Ya en Hollywood, se casaría con Douglas Fairbanks y se volvería una de las mujeres más poderosas de la industria.
En 1909, Mary Pickford filmó un cortometraje de 15 minutos para los estudios Biograph bajo la dirección de D.W.Griffith titulado To Save Her Soul (Para salvar su alma). Una historia de tentación, farándula y redención impuesta en la que la protagonista (Mary) abandona el coro parroquial en su pequeño e inocente pueblo para triunfar en la farándula de la gran ciudad, se entrega a excesos y es rescatada por el joven pastor (Paul Redmond, quien siempre la ha amado). De hecho, el puritano pastor estuvo a punto de matarla por díscola. Griffith puede ser tóxico (en este caso, enaltece el feminicidio). Amenazada, Mary se resigna y acepta regresar para entonar las santas alabanzas en su parroquia. (Liga 3.)
Su hermano Jack, de 13 años, aparece fugazmente como tramoyista en el teatro de vodevil adonde se pervierte Mary. Cuando el pastor llega al escenario a buscar a Mary, los jovencitos que allí trabajan (incluido Jack) se burlan de él –pues lleva alzacuello y traje de tres piezas negro.
Un año después de este éxito de Mary, en 1910, Biograph contrató directamente a Jack para un protagónico. Apenas tenía 14 años. Fue un corto llamado The Kid (dirigido por Frank Powell) adonde Jack interpretó al hijo de un viudo que confronta la difícil tarea de educar solo a su muchacho. Atención: esta película es distinta de The Kid de Chaplin (1921) y Pickford era un púber –mientras que el niño de Chaplin es un infante. En The Kid de Powell, se juega con las fantasías adolescentes para enfrentar la ausencia de la madre. En una excursión por el campo, el chico conoce a una bella joven, fantaseará con rescatarla e incluso la encerrará en una torre. Pero el melodrama no se resuelve con un romance adolescente, sino con el muchacho induciendo a su padre a desposar a la joven –consiguiéndose así una nueva madre.
En 1910 la compañía productora de Mary se mudó a California y así fue que ella llegó a Hollywood. Mary no estaba muy de acuerdo en que Jack la acompañase, pero la madre (Charlotte) insistió. Era mucho mejor negocio tener a dos estrellas en la nueva Meca. En 1911 ambos protagonizaron un corto de 13 minutos titulado As a boy dreams (Así sueña un chico) dirigido por Thomas H. Ince. (Liga 4.) Jack, de 15 años, interpreta a un muchacho fanático de las novelas y cuentos de la gran prensa –quien sueña que viaja en un buque, rescata a una bella chica (Mary, de 19 años), se roba el mapa de un tesoro enterrado en una isla y vence con su ingenio a tanto a los piratas de la isla como a los marinos amotinados en el buque. Su sueño culmina con la boda de los dos chicos.
Por cierto, aquí vale la pena subrayar que la productora de A boy dreams era la compañíaIndependent Moving Pictures (IMP) que acababa de piratearse a los dos hermanos Pickford –quienes habían llegado a Hollywood con los estudios Biograph. IMP obviamente estaba vendiendo a sus audiencias “la parejita” de hermana-hermano. Por eso es que un comentarista contemporáneo nuestro (“Richard Cross”) ha comentado (en el portal Letterboxd, Liga 5) que “es algo raro ver a hermanos de la vida real casándose en la pantalla, incluso si se nos ha explicado que es sólo un sueño”. Un sueño adolescente, una “Boys’ Own Adventure” según Cross. Ciertamente, Jack aparece en todo el filme con knickers y calcetas, más niño que adulto, pero tanto su actuación como la de su hermana tienen una poderosa carga erótica que se realizará en la escena de la boda. Este es el muchacho que Taylor escogería seis años más tarde para ser Tom Sawyer.
Para 1917, ambos hermanos tenían contrato con First National Pictures y brillaban en el firmamento hollywoodense.
Jack se comportaba como hoy ya es común hacerlo entre jóvenes actores. Los estudios lo presentaban como un All-American Boy (Perfecto Chico Americano) en paralelo a su hermana Mary como America’s Sweetheart (Novia de América). Pero el muchacho llevaba una vida más bien destrampada en el naciente Hollywood del aún joven siglo XX. La realidad se dejaba traslucir a las audiencias a través de la prensa romántica y amarillista. No hay mala publicidad.
En 1916, ya con 20 años, la guionista Frances Marion, retrató a Jack de este modo: “…He visto a [Olive Thomas] en la Casa Pickford, porque está comprometida con el hermano de Mary, Jack. Niños de imagen inocente, Olive y Jack son los mocosos más alegres y salvajes que jamás hayan revoloteado en el polvo de estrellas de Broadway. Ambos son talentosos, pero están más interesados en jugar la ruleta de la vida loca que en concentrarse en sus carreras”. (Off with their heads: A serio-comic tale of Hollywood, Macmillan, 1972: p. 65.)
El mismo año que filmó Tom Sawyer (1917), Jack se enlistó en la fuerza expedicionaria estadounidense que iría a combatir al Káiser en Europa. El asunto pronto demostró ser sólo un esquema de publicidad. Aprovechando su fama, Jack no sólo se aseguró de no combatir, sino que se involucró en un escándalo de prostitución en beneficio de oficiales. (Como si estuviese llevando a la vida real el guión de To Save Her Soul.) Aunque los estudios lograron apagar el incendio mediático, ahora Todomundo sabía que Jack Pickford no era el niño modelo del pueblo. Justo como el Tom Sawyer de Mark Twain.
El Tom interpretado por Jack nos puede parecer extraño. Es demasiado salvaje, demasiado adulto. Incluso si no conocemos la historia extrañamente erótica de A boy dreams es evidente que este Tom es un macho alfa en plena pubertad. Hoy día estamos acostumbrados a la simple y simpática inocencia aséptica del Anime de 1980トム・ソーヤーの冒険, Tomu Sōyā no Bōken… en el cual todas las aventuras de Tom Sawyer ocurren en vacaciones para no darle a los niños japoneses “malos ejemplos”. Pero me parece que Taylor, el director de la versión oscura de 1917, fue más fiel a la letra y espíritu de Twain. Tom es el peor muchacho del pueblo y aunque al final todos le estiman (la primera película termina con los tres presuntos ahogados apareciéndose en su propio tribunal), todos también están seguros que ese muchacho acabaría mal.
Mark Twain no llevó a su Tom hasta ese desenlace trágico (aunque cuando aparece en las Aventuras de Huck Finn el muchacho es mucho más peligroso). Jack Pickford, acaso el primer All American Boy, se encargó de esta tarea pendiente. En 1919 Olive Thomas –ya su mujer– apareció envenenada en el hotel parisino en que ambos se hospedaban. Aunque la policía francesa determinó que se había tratado de una ingesta accidental de un químico en el baño, es probable que la vida loca y destrampada de la pareja propiciara el error. Durante los siguientes 13 años, Jack siguió protagonizando escándalos en Hollywood y crecieron los rumores sobre adicción al alcohol y a otras sustancias. Murió en el Hospital Americano de París en 1932.
Tom Sawyer acabó, efectivamente, mal. Las viejitas del pueblo de Hannibal tenían razón.