Victoria y Anexas
Ambrocio López Gutiérrez
La muerte del periodista tamaulipeco Antonio de la Cruz sacudió las conciencias de los que laboramos en el campo de la comunicación ya que nuestro amigo se caracterizó en vida por la mesura, la tranquilidad. Conocí a Toño cuando él comenzaba a hacer pininos en el periodismo y seguí su fructífera carrera principalmente en Expreso que dirige mi antiguo compañero Pedro Alfonso García Hernández.
Hace años disfrutábamos de una comida en casa de un familiar en Ciudad del Maíz (SLP) y el profesor Lucio, amigo muy cercano de mi cuñado Carlos Luis, me preguntó que si yo conocía al periodista De la Cruz; le dije que no sólo le conocía sino que le reconocía su trabajo ya que se distinguió por ser uno de los reporteros más serios que he tratado en mi vida. El maestro Lucio sonrió y me dijo: somos cuñados.
El buen hombre que muchos conocimos fue asesinado en esta capital y su muerte enlutó a su familia, a sus amigos y a sus compañeros de trabajo quienes se organizaron y, la tarde del jueves marcharon por la calle Hidalgo, del ocho al quince para entregar en palacio de gobierno un escrito con decenas de firmas que exigen justicia. Nora Alicia, Arnoldo, Cuauhtémoc, Alberto, Cristopher, Juan Antonio, José Gregorio, Salvador, José Inés, Dora Alicia, Blanca Esthela, Martha Olivia, Claudia, Yadira, Clara, Roberto, Héctor, Xóchitl Leticia, Jorge, José del Carmen y muchos periodistas más se manifestaron adoloridos por la irreparable pérdida que ha sufrido el gremio.
El gobernador electo, Américo Villarreal fue de los primeros personajes en pronunciarse contra la injusticia. El presidente AMLO expresó su pésame y anunció que la federación también investigará. El Gobernador aun en funciones tuvo que decir que, de ninguna manera va a permitir quede impune el asesinato del periodista Tony de la Cruz. Francisco N dijo que ya existen líneas de investigación por parte de la Fiscalía del Estado. Lamentó, condenó los hechos y aseguró que se va aplicar todo el peso de la ley en contra de quien o quienes resulten responsables.
Expresó su solidaridad para la familia, amigos y para el gremio periodístico. “Mi gobierno siempre ha respaldado la libertad de expresión no vamos a permitir que quieran callar a los periodistas de Tamaulipas, este hecho tan lamentable no va a quedar impune, no vamos a descansar hasta encontrar los responsables, mi gobierno jamás ha titubeado para ir en contra de los criminales” (SIC).
“Nuestra lucha es porque la justicia sea pronta y expedita”, declaró Arcenio Ortega Lozano comisionado político nacional del Partido del Trabajo en Tamaulipas tras condenar el atentado en contra del reportero Antonio de la Cruz de El Expreso de Ciudad Victoria. Condenó enérgicamente el asesinato ocurrido en la capital de Tamaulipas e hizo un llamado urgente a la Fiscalía General de Justicia para que inicie una investigación seria y convincente que permita esclarecer los hechos y motivos que ocasionaron este brutal crimen en contra el compañero periodista.
Respecto a las autoridades competentes dijo que es necesario que se dediquen a “investigar e impartir justicia y den castigo ejemplar a los autores materiales e intelectuales de este lamentable hecho”. Ortega Lozano dijo que uno de los síntomas que reflejan la ineficacia, ineptitud y corrupción de los sistemas políticos y gubernamentales, es cuando recurren al asesinato vil y cobarde de las voces críticas al sistema. Expresó la solidaridad de la militancia y simpatizantes del PT para los familiares del periodista haciéndola extensiva a todo el gremio periodístico.
Como homenaje a Toño reproduzco fragmentos del poema de Octavio Paz (Elegía a un compañero muerto): “Has muerto, camarada, en el ardiente amanecer del mundo. Y brotan de tu muerte, horrendamente vivos, tu mirada, tu traje azul, tu rostro sorprendido entre la pólvora, tus manos, sin violines sin fusiles, desnudamente quietas. Has muerto. Irremediablemente has muerto. Parada está tu voz, tu sangre en tierra.
¿Qué voz madurará de nuestros labios que no diga tu muerte, tu silencio, el callado dolor de no tenerte? Y alzándote, llorándote, nombrándote, dando voz a tu cuerpo desgarrado, sangre a tus venas rotas, labios y libertad a tu silencio, crecen dentro de mí, me lloran y me nombran, furiosamente me alzan, otros cuerpos y venas, otros abandonados. Ojos campesinos, otros negros, anónimos silencios.
Yo recuerdo tu voz. La luz del Valle nos tocaba las sienes, hiriéndonos espadas resplandores, trocando en luces sombras, paso en danza, quietud en escultura y la violencia tímida del aire en cabelleras, nubes, torsos, nada. Olas de luz, clarísimas, vacías, que nuestra sed quemaban, como vidrio, hundiéndonos, sin voces, fuego puro, en lentos torbellinos resonantes.
Has muerto cuando apenas tu mundo, nuestro mundo, amanecía. Llevabas en los ojos, en el pecho, tras el gesto implacable de la boca, un claro sonreír, un alba pura. Te imagino cercado por las balas, por la rabia y el odio pantanoso, como tenso relámpago caído, como la blanda presunción del agua, prisionera de rocas y negruras. Te imagino tirado, caído para siempre, sin máscara, sonriente, tocando, ya sin tacto, las manos de otros muertos, las manos camaradas. Has muerto entre los tuyos, por los tuyos”.
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