Francisco Ramos Aguirre
Nuevamente estamos frente a una cita con el pasado y el presente. Hablamos de la conmemoración de una de las efemérides más importantes del calendario cívico de Tamaulipas y particularmente del municipio de Victoria. El 20 de abril de 1825, el Congreso del Estado decretó el cambio de nomenclatura de la Villa de Santa María de Aguayo por Ciudad Victoria, en honor al insurgente Guadalupe Victoria primer presidente de la República Mexicana. Además, en aquella histórica sesión legislativa, antecedida de varios conflictos bélicos y políticos, Victoria fue designada capital del Estado de Tamaulipas.
Vale recordar que en tiempos de la Provincia del Nuevo Santander, la primera sede de la capital de este territorio colonizado por el Conde José de Escandón, fue la Villa de Santander hoy Jiménez. Después el gobierno virreinal designó como tal la Villa de San Carlos, como nuevo centro de los poderes políticos. Sucesivamente durante este período, se instaló en Padilla y finalmente en la Villa de Santa María de Aguayo. Más tarde, durante el mismo siglo XIX los poderes se establecieron efímeramente en Tula y Matamoros.
A la distancia histórica de 197 años de aquella memorable fecha, la capital tamaulipeca ha alcanzado importantes logros de infraestructura urbana, desarrollo social, económico, político, educativo y cultural. Es decir, debemos recordar que somos una ciudad joven y en tres años más, se cumplirá el bicentenario de nuestra capitalidad. Para quienes nacimos y habitamos esta encantadora ciudad, es motivo de orgullo recordar no sólo su origen histórico, sino también reflexionar acerca de sus profundas raíces de identidad.
Victoria es una capital, con enormes fortalezas y potenciales para afrontar con carácter, ingenio, trabajo y unidad las adversidades de la naturaleza y pandemias mortales que a lo largo de los siglos, han azotado este territorio norestense. Gracias a los esfuerzos de las autoridades de salud, médicos, enfermeras y todos los implicados en las instituciones hospitalarias y laboratorios, se han superando los estragos de la pandemia de COVID-19 y sus variantes desde hace más de dos años. Lamentablemente numerosos vecinos, familiares y amigos, fueron víctimas de esta enfermedad sin lograr superarla, pero su recuerdo de lucha y sacrificio siempre será parte de nuestra memoria. La ciudad sigue de pie y podemos ver una luz al final del túnel, gracias a empresarios, campesinos, maestros, trabajadores y ciudadanía en general por su colaboración y comportamiento ejemplar y solidario en estos tiempos.
En Ciudad Victoria se percibe el ánimo y dinamismo cotidiano. Su cuadro urbano, abarca en estos tiempos más de 500 colonias donde se entretejen cada día, historias de vida familiar que repercuten en el quehacer diario. Su crecimiento y prosperidad están a la vista, pero también el ejercicio de las políticas públicas, ayudarán a salir adelante en su infraestructura. Tarea nada fácil, es la que enfrentan cada día las dependencias y funcionarios de nuestra localidad.
Como otras ciudades del país, Victoria tiene sus propias características y cultura. Cada día hay más conciencia de la conservación de su patrimonio artístico y arquitectónico de nuestra localidad. Los edificios de palacio municipal, ex Asilo Vicentino, Basílica de Nuestra Señora del Refugio, La Casa Filizola hoy Pinacoteca, La Quinta del Olvido y Estación del Ferrocarril son un ejemplo de la bonanza y el empeño de nuestros antepasados para hacer más bella y funcional nuestra capital.
Destacadas figuras deportivas de presencia nacional como Ismael Rocket Valdez, llenan de orgullo a su patria chica; maestros como Lauro Aguirre y Estefanía Castañeda que han aportado al mundo sus conocimientos pedagógicos; músicos y cantantes virtuosos como Los Trovadores Tamaulipecos, Francisco Flores y Sergio Cárdenas quienes alegran los corazones con sus instrumentos y voces; escritores como Altair Tejeda y poetas como Renato Tinajero que describen con imaginación los rincones de nuestro espíritu y artistas plásticos que lanzan a los cuatro vientos sus geniales trazos. Victoria es una ciudad que respeta y cuida los árboles, el agua, los bosques urbanos, naturaleza, sus animales y aves canoras. La sencillez de nuestra gastronomía de flautas de harina, gorditas, almuerzos norteños, chochas, panadería tradicional, carnes asadas y platillos típicos ha alcanzado fama nacional.
Somos una población diversa y respetuosa, porque después de todo la diferencia es una de nuestras riquezas culturales. La majestuosa Sierra Madre Oriental tránsito y destino de ilustres viajeros, nos arropa, mientras el verde esmeralda estalla en nuestros ojos. Por todo esto y mucho más, a Ciudad Victoria siempre la llevaremos dentro de nuestros corazones.