Rutinas y quimeras
Clara García Sáenz
Durante muchos años la historiografía tamaulipeca se ha ocupado de hablar de los colonizadores como los grandes héroes de la hazaña fundacional de nuestro estado frente a los indígenas nativos que eran presentados como salvajes, nómadas o chichimecas.
Por eso, es de celebrar la reciente publicación del libro de Fernando Olvera Charles “Sobrevivir o fenecer en el Noreste novohispano”. Estrategias de los indios ante la colonización y su incidencia en el comportamiento de la resistencia nativa en Nuevo Santander, 1750-1796; publicado por el Colegio de San Luis y la Universidad Autónoma de Tamaulipas a través del Instituto de Investigaciones Históricas.
El libro, está dividido en dos partes; la primera muestra una descripción minuciosa del territorio de frontera como lo llama su autor en la época escandoniana, las políticas de poblamiento, los recursos, los colonos novosantanderinos, las políticas reduccionista y de exterminio así como el hábitat de la población indígena, sus prácticas culturales y de guerra. La segunda parte aborda las formas en que los indígenas nativos respondieron a la llegada y ocupación española, su rechazo cotidiano, los alzamientos y su adaptación al cambio así como sus prácticas culturales, formas de resistencia y el sometimiento.
El autor reconoce que la “problemática fundamental de la investigación es la ausencia de fuentes. Se carece de testimonios primigenios; los únicos que existen fueron escrito desde la mirada española (…) ya que refleja la visión que los hispanos tuvieron de los naturales y la imagen que estos quisieron difundir…”
Sin embargo cabe señalar que este trabajo logra acércanos en una apreciación más humana y racional de los indígenas que habitaban el territorio a la llegada de Escandón y permite comprender de manera muy puntual la crueldad real y excesiva de los españoles en su lucha por apoderarse del territorio, ocuparlo y explotar sus recursos naturales frente a sus habitantes que ni eran pasivos, ni salvajes.
Olvera Charles presenta algunas características de la dinámica territorial antes de la llegada de José de Escandón como la venta libre de indios, sometidos por algunos habitantes del Nuevo Reino de León que hacían excursiones a este territorio con la finalidad de conseguir mano de obra y a la vez, la paulatina adaptación de algunos grupos indígenas que se aficionaron al uso de mercancías españolas las cuales las obtenían a través de asaltos o intercambio comercial.
Explica además cómo a la llegada de Escandón, la estrategia para el sometimiento fue la nulificación de las misiones, la extinción de líderes indígenas y la reducción de indios en las villas con la finalidad de ocupar el territorio. El autor apunta que “las condiciones de espacio de frontera de Nuevo Santander permitieron a Escandón operar con absoluta libertad, pues lo alejado del centro del virreinato generó una relajación del control virreinal de los métodos reductivos aplicados a los nativos” lo que hizo que actuara muchas veces con impunidad y crueldad con el objetivo de ´pacificar’ el territorio que pretendía ocupar generando “una disputa violenta, física y simbólica por el poder entre los españoles y nativos siendo el reflejo de los intentos por establecer un dominio entre las culturas opuestas”.
Aún reducidos en las misiones, apunta el autor, a estos indígenas se les permitía salir a cazar o recolectar en ciertas épocas del año, como una forma de “suavizar” las nuevas formas de vida impuestas por los españoles; ya que eran muy letales en el uso del arco y la flecha, se les prohibió su uso así como el adiestramiento a sus hijos; se imponía el matrimonio y el bautismo para evitar sus prácticas polígamas muy arraigadas entre los naturales; siendo el mitote, una forma de fiesta o celebración de felicidad o de tristeza, prohibida por los misioneros por considerarla una representación de glotonería y ociosidad.
Las formas de resistencia indígena y los alzamientos que el autor rescata en el libro permiten comprender la dinámica de defensa que los diversos grupos implementaron para enfrentar la ocupación española, surgiendo líderes indígenas como Pachón, perteneciente a los janambres, Barberena de los pisones, Cayetano Marías, Pachuelo, Manuel Viejo, Pedro Chivato, Pantaleón y Guadalajara. Estos son solo algunos nombres de aguerridos indígenas que defendieron su territorio, sus formas de vida y sus familias frente a la despiadada ocupación escandoniana, muriendo la mayoría cruelmente por los capitanes españoles o bien apresados y llevados a la Ciudad de México o San Juan de Ulúa pero también desterrados a la isla de Cuba por insumisos.
Sin duda, esta obra viene a llenar un vacío dentro de la historia colonial de Tamaulipas, donde se muestra a la otra parte, a los vencidos, como valientes defensores de un territorio que les fue arrebatado por los españoles quienes sometieron a sangre y fuego a sus habitantes, violentando sus usos, costumbres y lenguas.
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