Por Beto Arredondo
La duda está muy marcada en muchos madres y padres de familia ante el próximo e inminente regreso a clases ¿mando a mis hijos a la escuela o que sigan desde casa? Ese es el dilema, no es tema menor, y no están pecando de “preocupones”: la situación lo amerita.
Es una realidad que todavía no llegamos a vislumbrar en el horizonte la llamada “nueva normalidad” la Secretaría de Salud mediante la vacunación, sigue librando una lucha por ganarle tiempo a un virus en su cuarta modalidad llamada COVID DELTA, que desafortunadamente ha demostrado ser menos benévolo y compasivo con la población más joven de nuestro país.
Pero, si algo reveló esta pandemia en Tamaulipas y todo el territorio nacional, es la profunda desigualdad y marginación que existe en la población de nuestro país. Nadie podría aseverar con argumentos sólidos que el rezago educativo no está dejando estragos en la educación de nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Se requiere apuntalar una serie de estrategias articuladas entre sí que permitan un regreso seguro a las aulas en materia sanitaria, pero al mismo tiempo, que logre estrechar la brecha que existe entre quienes tienen acceso a una educación a distancia desde casa y quienes no.
Mientras me encontraba en la revisión de artículos, informes, entrevistas de los actores políticos encaminados al mejoramiento del hábito educativo con perspectivas al regreso de las clases presenciales este próximo 30 de agosto y a la transición hacia una “nueva normalidad” de un aproximado de 43 mil 886 alumnos y 2 mil 383 profesores en Tamaulipas, encontré la serie de Diálogos por Tamaulipas, con el tema de la educación que capta la atención.
La propuesta es un ambicioso programa que pretende la conectividad de internet en todas las escuelas tamaulipecas “algo necesario y factible”, afirma el director general de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) de la Secretaría de Gobernación, Rodolfo González Valderrama.
Arrastrando el lápiz, como se le suele decir a quiénes hacen la tarea, el tampiqueño parte de un diagnóstico revelador: “la pandemia le ha pegado duro a la deserción escolar” y cita que por ejemplo en preparatoria y nivel superior, del total de jóvenes que han abandonado sus estudios durante este año, 18% lo hicieron para ir a buscar trabajo, la deserción ha alcanzado a una cuarta parte de la población escolar.
Además, tener los planteles educativos conectados es uno de los grandes desafíos que dejó la pandemia, y que se tiene que resolver a la brevedad.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha desarrollado un programa denominado “Internet para todos” que pretende en coordinación con la Comisión Federal de Electricidad llevar internet en los poblados y comunidades donde las grandes compañías proveedoras de este servicio, afirman que no existe un modelo de negocios rentable, por ello, CFE tiene como objetivo instalar internet público y gratuito.
Con calculadora y lápiz en mano, González Valderrama presenta el siguiente análisis:
“En Tamaulipas hay 6 mil 343 planteles, de los cuales 1,838 tienen conectividad a internet (…) lo que nos interesa en este momento son las escuelas públicas, habrá muchos jóvenes y padres de familia, que no van a querer ir o mandar a sus hijos presencialmente hasta que la pandemia esté totalmente declarada extinta
Son 4 mil 194 escuelas, a nivel preescolar son 1 mil 586, a nivel primaria son 2 mil 087, en secundarias son 521 y Telesecundarias son 311, en total dan 4 mil 194 escuelas. Va a ser prioritario, proveerlas de conectividad de Internet”
Los datos reales son fundamentales para la implementación de políticas educativas y programas sociales, no se puede partir de supuestos o números fantasmas.
Al momento de escuchar estas afirmaciones, las preguntas que me surgieron al instante eran francamente evidentes: ¿Cuánto costaría implementar estas acciones y cómo materializarlas? es en este punto donde el programa se presentó como TAMAULIPAS CONECTADO y se especificó “peso a peso” de dónde saldría cada recurso que beneficiaría a 950 mil niñas, niños, jóvenes y adolescentes tamaulipecos.
El tampiqueño tiene claro el cálculo, si Tamaulipas quiere conectar 4 mil 194 escuelas de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) a un Internet de 30 megabytes que es lo recomendado para atender las necesidades más elementales, tendría un costo de 1 millón 673 mil pesos mensuales.
“Si hacemos la ecuación de dicho costo mensual por doce meces, obtenemos 20 millones 76 mil pesos, que, en unidad y apoyo del ahora congreso morenista, sería cuestión de voluntad política”.
La propuesta no solo termina ahí, el director de RTC y uno de los aspirantes a la gubernatura por Morena refiere que hay que encaminar el presupuesto con la desaparición de direcciones generales, departamos u oficinas que solo duplican funciones, aunque sin comprometer la base laboral, o sea, sin despedir a los trabajadores.
Dichas maniobras, sumadas a una austeridad republicana en el gobierno estatal, condición que, está por demás decir, no conocemos las y los tamaulipecos, todo ello tendría como resultado el ahorro en gasto superfluo y corriente de por lo menos 5 mil 300 millones de pesos, suma que supera por demasía lo requerido para implementar TAMAULIPAS CONECTADO y otros más que ayudara a potenciar la meta educativa que se plantea.
Hasta qué punto se puede tener una austeridad republicana sin caer en la pobreza francisana, es una tarea que el sociológo egresado de la UNAM, debe de medir, desde mi perspectiva, este un ejemplo de un diagnóstico interesante que desemboca en un programa educativo que considero pertinente y urgente.
Ya no podemos tener educación ni políticos del siglo XX, el entorno inmediato exige generar ideas e implementar acciones que permitan sacar a las y los tamaulipecos del rezago educativo, formar profesionistas del más alto nivel y ciudadanos honestos.
Es posible y factible si iniciamos ahora.