Melitón Guevara Castillo
Los políticos tienen clientes: son la población, en especial los ciudadanos, los que tienen vigentes sus derechos políticos y pueden emitir un voto. Toda su vida, digamos política, gira en torno a sus clientes. Buscan ser conocidos, a toda costa pretender crearse una imagen de que tienen una extraordinaria vocación de servicio y que nacieron para ello. Incluso, unos, hasta se hacen chistosos, con tal de hacer conexión con la gente, ser empáticos.
En las sagradas escrituras se consigna una expresión: “Por los hechos los conoceréis”. Esa es la cuestión, que la población debe conocerlos, por eso hacen promesas para ganar adeptos y votos. Así es como, quiérase o no, se desprende un hecho incuestionable: todos los políticos tienen una historia. Unos, la gran mayoría, la tienen de corruptos, sinvergüenzas hasta de irresponsables. Por eso, así de fácil, es bueno conocer su historia.
LA HISTORIA DE AMLO.
El mejor ejemplo de la historia de un político lo tenemos con Andrés Manuel López Obrador: tardo 18 años en llegar a la Presidencia de la Republica; y en ese trayecto se construyó una historia, de estar cerca del pueblo, de protestar; se conocen sus estudios, su incursión en la política, de cómo en el PRI intento ser gobernador de su Estado y le gano Roberto Madrazo. Y todos sabemos cómo inicio su retórica en contra de la mafia del poder.
No se le puede negar nada: del PRI paso a la oposición, a la izquierda, quemo pozos petroleros, llamo a la resistencia, fue jefe de Gobierno del DF, hoy CdMx, fue miembro del PRD, fue candidato presidencial, hizo plantones para reclamar sus triunfos, presidio el gobierno “legitimo” fundo MORENA y ahora es Presidente de la Republica. Hay en su historia todo un conjunto de hechos y acontecimientos de tal suerte que no fue un desconocido cuando apareció en la boleta de MORENA.
TENGO HISTORIA.
“Tengo historia” es una de las respuestas que Felipe Garza Narváez da a los periodistas cuando le cuestionan su ambición de ser gobernador de la entidad. Y trae bien puesto, como se decía antes, el casete o el guion: y de su ronco pecho sale a relucir que tiene 40 años de experiencia en el servicio público, en la política, que la inicio como líder estudiantil en la Facultad de la UAT hasta su último trabajo como delegado de Gobernación en la entidad. Efectivamente, tiene historia, hagan de cuenta que es una especie de “dinosaurio” de la política.
La historia que presume Felipe fue bajo la cobija, estructura y organización, del PRI; que lo hizo tres veces diputado local y hasta Presidente de la Junta de Coordinación Política. Antes había sido funcionario de Relaciones Públicas de la UAT, hasta del Gobierno del Estado, amén de líder partidista y de sectores y organizaciones de su partido, en aquel entonces, el PRI. Tiene historia y, a veces, ser tan conocido también genera puntos negativos… a veces el pasado, vaya pues, pesa.
Enfatiza Felipe, tengo historia, y otros que quieren lo mismo que yo, ni siquiera eso tienen.
HISTORIA DE LOS GOBERNADORES.
Hay un detalle en la época priista para llegar a ser gobernador, hagan de cuenta, se requería una historia, además del afecto o cariño de quien decidía, del fiel de la balanza. Solo por recordar unos: Tomas Yarrington fue alcalde, diputado federal y gobernador y antes un largo periodo servidor público; Eugenio Hernández, igual, alcalde, diputado y gobernador. En otras palabras, la historia del político es que prepara para tener más y mayores responsabilidades públicas.
Cuando Felipe Garza afirma que tiene historia y que, uno que otro de los que aspiran a la candidatura en MORENA, ni eso tienen, repaso los nombres y el primero que me viene a la mente es Américo Villarreal Anaya: hijo de papi hasta sus estudios universitarios, su matrimonio, luego ejerció como cardiólogo y no se le conocen cargos políticos. Hasta que AMLO se acuerda de él, porque fue amigo de su padre, y lo invita a ser candidato… porque MORENA en sus filas no tenía figuras relevantes: Héctor Garza acababa de pasar por una candidatura y solo había obtenido 30 mil votos.
LA HISTORIA QUE CUENTA.
AMLO quiere que MORENA gane el próximo año la gubernatura. La creencia es que, así lo hará, sea quien sea el candidato. En esa coyuntura el Presidente tiene variables para decidir: No puede arriesgarse con un desconocido, tiene que ser alguien a conozca de cómo trabaja, los resultados que ha cosechado, pero sobre todo que le garantice lealtad y, quizá, hasta obediencia ciega. No pensara en los tamaulipecos, pensara en él y en su proyecto… por eso, repito: Que Dios nos agarre confesados con su decisión, no queremos más de lo mismo.