Clara García Sáenz
Hace algunos días Cultura Tam organizó la presentación del mi libro, donde los comentarios estuvieron a cargo de la Maestra Lidda Consuela Delgado Cortina, una querida amiga con quien he tenido la fortuna de compartir el aula. Agradezco su análisis puntual de mi trabajo y cedo el espacio de hoy a su texto a propósito de “Victoria de mis entrañas y otros paisajes culturales”
Comentarios por Lidda Delgado:
Leemos libros para descubrir quiénes somos. Lo que otras personas reales o imaginarias, hacen y piensan y sienten… es una guía esencial para nuestra comprensión de lo que somos y podemos llegar a ser. Ursula Le Guin.
Escuché hablar de la Mtra. Clara en los primeros años que empezaba a trabajar en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, supe que trabajaba en extensión universitaria y que promovía la cultura. Posteriormente cuando ingresé a la Licenciatura en Historia, tuve la oportunidad de tenerla como maestra, aún recuerdo la dinámica de sus clases y reiteré mi fascinación por los temas históricos, pero cuando tuve mayor oportunidad de conocerla fue en los estudios del Doctorado en Ciencias Sociales en el Colegio de Tamaulipas, ahí redescubrí a Clara García como historiadora, promotora de la cultura, escritora, ensayista, crítica de ideas pero ante todo defensora de sus convicciones.
El libro Victoria de Mis entrañas y otros paisajes culturales, refleja todo eso.
Refleja su parte de historiadora y defensora del Patrimonio cultural, cuando reconoce que es la herencia de los antecesores que se ha conservado para ser transmitida a las generaciones futuras. Un bien público cuya conservación ha de estar asegurada por los poderes de todos los niveles.
Es la identificación con símbolos y costumbres del lugar donde vives, naces o perteneces. Pero hay una pregunta que se plantea y que da pie a toda una reflexión, ¿qué hemos hecho con la herencia que nos han dejado los antepasados?
Y nos habla de la imperiosa necesidad de la preservación, conservación y difusión, de crear una conciencia ciudadana que rescate lo que nos da sentido, lo que nos identifica.
Es una lectura obligada para todo aquel que ame a Tamaulipas, porque con esa visión es con la que se necesita rescatar el patrimonio, ante un panorama en el que no existe inventario del mismo, y en el que los poderes públicos hacen poco o casi nada….
El reconocimiento de Aridoamérica, no sólo en el mapa, sino en la cultura, en la historia, en la literatura, de afirmar y defender que no solo se trata de Mesoamérica y comparto la misma línea de defensa cuando en mis clases de Historia del Derecho la bibliografía deja de lado el norte en el estudio del derecho indígena, sin siquiera tratar de comprender que aunque diferentes, hemos forjado nuestra identidad.
Y nos dicen bárbaros, y nos dicen alejados y nos dicen complejos pero el norte, como dice Clara, es sólo para valientes… nuestra libertad nunca fue entendida.
La fuente de relatos de alumnos que tiene el libro es un disfrute que conjuga el ánimo insaciable de quien quiere aprender con la pasión del maestro que quiere educar.
La travesía para comprender el oficio de tallar lechuguilla en el ejido Constitución del 17 de Güémez, el reflexionar en una aproximación el significado de la pobreza, la visita a las comunidades Magueyes y Carrizo de Jaumave por la curiosidad de la producción de ixtle. Las peripecias de los caminos pedregosos, y áridos hacen que el paisaje sea imaginable y tenga un significado cultural.
Relata a Tampico con el calificativo de hermoso y en cada párrafo analiza y nos hace disfrutar el patrimonio cultural, el edificio de la aduana, los mercados, la catedral, la plaza de la libertad, la relación con la remembranza de viajes, canciones, autores hacen un ir y venir en una danza de riqueza de lo que permanece, de lo que identifica
Las anécdotas de pareja, las visitas a la familia tienen el toque de amor filial, pero siempre ha de rescatar el elemento cultural, los paisajes, el clima, la gastronomía las historias de los pueblos.
El recorrido por, en palabras de la autora “la mal llamada frontera chica”, nos dibuja la arquitectura de Guerrero, Mier, Camargo, Miguel Alemán con la isla de los castores y Díaz Ordaz con su chalán.
La visita al Santuario del Chorrito, escribiendo el contexto social y las condiciones de seguridad o inseguridad, la esperanza de sus habitantes y la invitación de vencer los miedos para comer elotes, gorditas, asado y comprar una emblemática calcomanía.
SEGUNDA PARTE
La memoria de los victorenses trae aparejada indudablemente la hacienda de Tamatán. Un Tamatán verde, un Tamatán cercano al Río San Marcos y al paraje La Peñita. El camino de cómo se fue poblando, trazando el camino de Calzada de Tamatán, zona de un aproximado de 30 colonias populares, cuyas construcciones más antiguas tienen cerca de 120 años.
Tamatán lo expone y defiende como un patrimonio cultural íntegro, una unidad compuesta por elementos, edificaciones escuelas murales y monumentos como el busto a López Mateos, el lienzo charro, la iglesia de San Isidro, el parque y el zoológico de Tamatán, el centro de readaptación social y el antiguo cuarto de máquinas de la Comisión Federal de Electricidad. Tamatán es el lugar donde está parte de la memoria de la Mtra. Clara, ha ido fortaleciendo sus raíces en esta zona.
Dice que Amar a Victoria es muy fácil, solo es necesario abrir bien los ojos. Como lo relata se muda a esta ciudad a los 18 años planeando solamente estar mientras sus estudios universitarios, ilusamente también tuve ese pensamiento y creo que abrimos mucho los ojos y Victoria nos atrapó. La describe como una ciudad hermosa, grande, arbolada, y después de tomar agua de la Peñita, empieza a defender sus costumbres y patrimonio como el encanto endemoniado del San Marcos.
TERCERA PARTE. LO ÍNTIMO Y CERCANO
Cuando se lee esta parte, conoces a su vecino Don Tomás, quien se fue a presentar, cuando se mudaron y le obsequió aguacates, un hombre de 88 años, algo sordo, jubilado, que le cuenta que durante los 50 años que ha vivido ahí, ha visto pasar enojado al San Marcos, pero que a él no lo tocaba.
Y es la parte, como lo dice su título más íntima, relata vida, relata experiencias, nombres conocidos que la direccionan al contexto cultural, y así nos comparte de Graciela González Blackaller, Altaír Tejeda de Tamez, Carmen Olivares Arriaga y Norma Débora, reí, lloré, imaginé sentimientos, situaciones y contextos, compartir sentimientos como…. Nos faltó escribir la historia de Victoria y del 99% de las familias que no tienen abolengo….
En esa parte del texto conocemos el origen de la Página de Facebook Victoria Histórico, que dicho sea de paso, denle like para que la sigan.
Conocí a su amigo Juan Peña, al Padre Nacho, al Arq. Heriberto Zárate, a Juan José Amador y también aprendí que “cosa no es una palabra”
Al escritor Alfredo Marko el de la voz madura y leí con gran sentimiento la Historia de un hombre que ama la vida. Acerca del Maestro Ambrosio, entusiasta empedernido, que admiro y respeto, porque más allá de los grados académicos es un hombre que posee sabiduría.
CUARTA PARTE. OTROS PAISAJES
Este apartado del libro es un reflejo del conocimiento, cultura y sensibilidad de la autora del patrimonio cultural. La posibilidad de visitar otros países y ver otros paisajes, nos hace valorar lo que para un extranjero en México, debe significar nuestra identidad y nuestro patrimonio.
Todos los caminos conducen a Roma, la ciudad eterna, la ciudad infinita, la que no se construyó en un día. Reboza de monumentos, medievales, antiguos, renacentistas. De donde menciona, “El agua de Roma es la mejor”.
Y nos otorga un recorrido cultural, histórico y lleno de sensibilidad, Pisa, como espacio para caminar, observar y orar, es amplio y organizado y menciona la Plaza de los Milagros.
Turín como una de las más bellas ciudades que ha conocido y de la que ha sostenido, “la única tal vez en el mundo donde me hubiera gustado quedarme a vivir”. Pero vuelvo a repetir, el agua de la Peñita no la deja.
Y así pasa por París, por los pirineos, por Andorra, por Barcelona, describiendo el invencible mediterráneo desde Peñíscola, recordando al Quijote en Toledo.
Después valorando las ruinas de Berlín, grietas y heridas que no terminan de sanar
Conocer Budapest después de 30 años en los que la consideró la más bella de todas las ciudades, una patria donde la cultura era el centro de la vida, donde se pone el ojo ahí hay belleza.
El estar en Madrid, pasar por la puerta de Alcalá y que el conductor del taxi dijera el comentario obligado “Ahí está”, una canción al patrimonio histórico, calles con nombre de reyes.
Viajar por Londres, una ciudad ecléctica, desordenada arquitectónicamente, estrecha, multifacética…
Y termina con la despedida del viejo continente con una sartén de papas, morrones y huevos
Eso es a grande rasgos, Victoria de mis entrañas. Una reflexión permanente de lo que es el patrimonio cultural, de cómo observarlo, valorarlo, disfrutarlo y conservarlo. Es una enseñanza de como aprender a amar un estado y una ciudad en la que no se nace, defender y reconocer lo que significa Tamatán como el lugar que habita y que recorre cada día.
La línea del libro lleva muchos matices pero el elemento común en es la sensibilidad de lo tangible y lo intangible. Es una combinación de descripción cultural con enfoque histórico, con un llamado al poder público a fin de que salvaguarde la herencia de nuestros antepasados y una alerta ciudadana para que a la par de la conservación de lo que consideramos valioso integremos esta herencia
Es arte, porque al leerlo, imaginas y sientes, el arte se siente y toca esas fibras finas del amor, la preocupación y la acción. Es una aportación significativa que propone poner sobre la mesa de la agenda pública y social el respeto y conservación de todo aquello que nos da la esencia de lo que somos.
Victoria de mis entrañas retomando a Ursula Le Guin …es una guía esencial para nuestra comprensión de lo que somos y podemos llegar a ser. Muchas Gracias
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