Alicia Caballero Galindo
En 1917 La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 5 de febrero de ese año, instituye a la Junta Empadronadora, las Juntas Computadoras Locales y los Colegios Electorales como organismos encargados de organizar y calificar los procesos para elegir al Presidente de la República y los miembros del Congreso de la Unión.
El Presidente, Manuel Ávila Camacho, en 1946, promulga la Ley Federal Electoral y crea la Comisión Federal de Vigilancia Electoral, conformada por el Secretario de Gobernación y otro miembro del gabinete, un diputado, un senador y dos representantes de los partidos políticos con mayor relevancia. De igual forma, la Ley ordena la creación de comisiones electorales locales y el Consejo del Padrón Electoral.
Desde esa fecha, hasta 2014, este instituto regulador de la voluntad del pueblo durante las elecciones, de funcionarios, ha sufrido diversos cambios, todos tendientes al perfeccionamiento de sus funciones mediadoras, para que sea la voluntad del electorado quien elija sus gobernantes libremente y representantes en las Cámaras, evitando manejos tendenciosos de un grupo en particular.
A medida que la informática y la computarización se perfeccionan, los sistemas empleados por este organismo, son más precisos y eficientes, ya que “hacer trampa” se vuelve casi imposible, dada la imparcialidad del sistema electoral vigente, siempre y cuando sea manejado por personas con calidad moral que no permitan corruptelas.
Desde hace 104 años, se está perfeccionando continuamente la manera de elegir a nuestros representantes, y sin lugar a dudas, es eficiente, rápido y preciso. Ha cambiado de nombre, pero no de función.
La reforma constitucional en materia política-electoral, publicada el 10 de febrero de 2014 rediseñó el régimen electoral mexicano y transformó el Instituto Federal Electoral (IFE) en una autoridad de carácter nacional: el Instituto Nacional Electoral (INE), a fin de homologar los estándares con los que se organizan los procesos electorales federales y locales para garantizar altos niveles de calidad en nuestra democracia electoral. Además de organizar los procesos electorales federales, el INE se coordina con los organismos electorales locales para la organización de los comicios en las entidades federativas.
Durante los últimos tres años, Morena ha tenido diferencias con el INE, ya que éste, no se ha dejado doblegar por las exigencias de esa fracción política, que pretende imponer sobre las reglas, su voluntad, con medidas amañadas tendientes a controlar al país.
En 2014, Lorenzo Córdova Vianello, abogado, académico e investigador mexicano. Es hijo del historiador y politólogo mexicano Arnaldo Córdova y de la investigadora italiana Paola Vianello Tessarotto, fue designado como Consejero Presidente por nueve años, durante su ejercicio en tan honroso puesto, ha realizado una excelente labor al frente de la infraestructura que respalda al Instituto, y ha salido airoso de las vicisitudes a las que se ha enfrentado, ante los embates de Morena, que trata de saltar las reglas e imponer su ley, algo que es a todas luces antidemocrático, ya que, este organismo imparcial, está facultado y preparado para resistir cualquier subterfugio que atente contra la integridad de la democracia electoral en nuestro país.
El domingo 6 de junio, fecha reciente en que se vivió una de las elecciones más importantes de la nación, fue realmente una fiesta democrática donde el ganador absoluto, fue el INE. La organización del evento fue preparada desde sus primeras etapas con atingencia, honradez y equidad. Las anomalías fueron mínimas y la votación fue copiosa, votó más del 50% del padrón electoral.
La ciudadanía participó activamente y ganó la democracia en las votaciones. La pluralidad política se puso de manifiesto.
Los resultados no pudieron ser cuestionados por Morena; ganó diez gubernaturas y en algunos estados como el nuestro, se impuso en el Congreso, sin embargo, en su propia casa, fue derrotado en delegaciones importantes. Además, al no obtener mayoría morenista en las Cámaras, se garantiza que nuestra Constitución no podrá ser modificada por un solo partido político. Si así fuera, empezaría a morir la democracia, al ser unilaterales las decisiones.
A raíz del movimiento revolucionario de 1910, México ha luchado por la democracia y la pluralidad de pensamiento. Hace tres años, se depositó la confianza en una nueva opción que, en su desempeño, se observa una tendencia marcada hacia el absolutismo.
Por ningún motivo podemos permitir que la vida democrática de México que tanto nos ha costa, se vea amenazada por el totalitarismo presidencial.
México es una nación libre, muchos de nuestros antepasados lucharon por la democracia. Mi padre, Profr. Emilio Caballero Caballero, orgullosamente llegó a obtener el grado de Capitán Primero en las filas revolucionarias.
Defendamos con civilidad la pluralidad política
FELICIDADES AL INE
Ganador absoluto de las recientes elecciones del 6 de junio.