Francisco Ramos Aguirre
El patrimonio histórico edificado durante los años treinta y cuarenta del siglo XX en la capital tamaulipeca, debe mucho al arquitecto Pedro Stepanenko. Este profesionista, contribuyó con importantes obras que soportaron la prueba del tiempo y aún se pueden admirar en avenidas. Se trata de construcciones sólidas con materiales de calidad y singulares diseños que despiertan el interés visual de los caminantes.
Después de todo, la arquitectura victorense reúne sobrados elementos que la convierten en objeto de estudios históricos para el conocimiento de nuestra identidad. Atrás de cada inmueble, existe el trabajo de ingenieros, arquitectos, maestros de obra y albañiles quienes dejaron la impronta en la atmósfera que nos ayuda a evocar la memoria del pasado. Victoria sería distinta, no fuera por Manuel María Canseco, William W. Price, Manuel Bosh y Miraflores, Eulalio R. Badillo, Enrique L. Canseco, Mario Pani, M. L. Waller, Félix Candela, Carlos Falcón, Pedro Stepanenko, Enrique León de la Barra y otros constructores.
Ahora recordamos a Pedro Stepanenko, nacido en Kiev, Ucrania (1901), uno de los arquitectos más importantes en la ciudad. Probablemente llegó a México, entre las migraciones derivadas del nacimiento de la URSS o en la época represiva de Stalin. Después de vivir unos años en la capital del país, en 1937 se trasladó a Victoria donde colaboró con el ingeniero Marte R. Gómez, recién electo gobernador de Tamaulipas.
Gracias a su experiencia y prendas profesionales, fue adscrito a la Dirección de Obras Públicas a cargo del ingeniero Rubén Francisco Morales Aguilar, originario de Sonora. Igual que Gómez, era un agrónomo egresado de la antigua Escuela Nacional de Agricultura y por ese motivo, desde estudiantes los ligaba una estrecha amistad.
La primera noticia sobre Stepanenko en Victoria surgió en junio de 1937, cuando el gobernador dispuso crear una Compañía Constructora de Casas. Además de promover empleos para jornaleros locales, el principal objetivo era levantar residencias cómodas, modernas a bajo costo y facilidades de pago. Para ello nombró un comité organizador, encabezado por el ingeniero Rubén Morales Aguilar, Jacobo Martínez, Eduardo Núñez Tejeiro -compadre de Marte-, Cruz Medina, Benito Haces, Rodolfo Cervantes, Baldomero Zurita y Pedro Stepananko, quienes aportaron el capital y conocimientos para operar dicho proyecto.
Precisamente en ese cuatrienio surgieron las residencias de Emilio Portes Gil en su finca Las Adelitas, Arsenio Saeb -17 Allende- Eduardo Núñez -12 y 13 Juárez-, Juan M. Saldívar y Fito Cervantes -esquina del 20 Hidalgo-, entre otros políticos y empresarios de esta capital. En el caso de algunas edificaciones, se contrataron albañiles y maestros de obra, procedentes del Distrito Federal.
Aunque gran parte de su trabajo es ignorado, existen noticias sobre la actividad de Stepanenko en el diseño y construcción de la Escuela Primaria de Padilla, Parque y Jardín de Niños Estefanía Castañeda, este último de estilo californiano. De igual manera se percibe su estilo en otros edificios de la misma época, entre ellos la Escuela Primaria Victoria. Respecto al Banco de Crédito Ejidal de arquitectura neocolonial mexicana que se atribuye al agrónomo Rubén Morales, vale decir que la tradición oral afirma es autoría de Stepananko.
Esto tiene sentido porque hablamos se trata de una obra pública autorizada por Marte R. Gómez, cuando era secretario de agricultura en el sexenio de Manuel Ávila Camacho (1940-1946), de la cual dependía el Banco Nacional de Crédito Ejidal. En el informe administrativo de dicha institución (1945), señala claramente que para entonces se continuaban los trabajos «…de un edificio en Ciudad Victoria, en el que se instalarán las oficinas dependientes del Banco de Crédito Agrícola, de la Secretaría de Agricultura y Fomento y de la Comisión Nacional de Irrigación.»
De acuerdo al arquitecto Eduardo Gutiérrez, la obra de Stepanenko refleja en general un: «…estilo o tendencia de la época. Una mezcla de reminiscencias del siglo XIX, con tendencias de principios del siglo XX llamándose neocolonial en oposición a lo moderno. Se quería que la arquitectura mexicana tuviera un sello propio y nacionalista, iniciado por Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas volcado a los edificios públicos, mientras con Vasconcelos estuvo enfocado a las escuelas. Hablamos de edificaciones con elementos estructurales del siglo XVII: balcones, remates y pináculos ornamentados con elementos del barroco sobre paredes lisas, decorados con azulejos, ladrillo, cantera, tezontle, madera y forja.»
Uno de los amigos más cercanos del ruso, era el funcionario del gobierno de Tamaulipas Alberto Montelongo Cepeda, a quien visitaba frecuentemente en su cómodo chalet de la calle Juárez 12 y 13, actualmente desaparecido. Stepananko fue un hombre infatigable y trabajador de la industria de la construcción. A pesar de su carácter reservado y prudente, se ganó el afecto de numerosos victorenses. Era de tez blanca, cabello oscuro, bigote tupido y baja estatura. Invariablemente vestía camisa blanca, pantalón negro y corbata del mismo tono. De acuerdo a la época usaba sombrero de fieltro y en algunas fotografías gustaba posar con un puro cubano entre los dedos.
Su situación de migrante alejado de su tierra natal, debió ser difícil y en condiciones adversas. A pesar del clima tropical, idioma y otras penurias, su estancia en Tamaulipas se prolongó parte de los cuarenta. Desafortunadamente en enero de 1948, la muerte lo sorprendió mientras se encontraba en Poza Rica, Veracruz. Fue un duro golpe para su esposa Graciela Trejo, sus hijos Jorge, Pedro, Iván y Lupita y amigos cercanos.
Acerca de su descendencia en Victoria, únicamente se guarda el testimonio de su hijo Jorge, quien realizó estudios en la Escuela Primaria Lauro Aguirre y Escuela Secundaria, Normal y Preparatoria. Sus compañeros de aula le decían «Stepa» un excelente jugador de fútbol. Al concluir la educación media, ingresó a la carrera de arquitectura en la UNAM y se perfeccionó en pintar acuarelas. Precisamente durante el gobierno de Américo Villarreal Guerra, el Instituto Tamaulipeco de Cultura editó un libro con varias de sus obras, algunas inspiradas en paisajes y motivos tamaulipecos.
En un breve el prólogo, el artista evoca su vida juvenil: «Existe cierta edad en la que se forja la imaginación…Esa edad a mí me tocó vivirla en Tamaulipas. Los paisajes de las excursiones a la Sierra Madre y a La Peñita, de la pesca del robalo en el Río Corona, de la cacería del venado y paloma morada en las mesas de Llera. El henequén a los alrededores de Victoria, los ranchos de naranjas, mandarinas, pomelas, guamúchiles y aguacate. La desembocadura del Río Soto la Marina en La Pesca, todo eso quedó impreso en mí y conformó mi imaginación.
«Yo creo que también mi carácter quedó configurado en aquellos días. La tranquilidad que necesito para entregarme a mis actividades, me hace recordar mi vida de provincia tamaulipeca, los días enteros en la alberca de Tamatán por ejemplo. El buen humor que me gusta compartir con la gente me trae a la memoria a mis compañeros de la Escuela Primaria Lauro Aguirre y de la Normal y Preparatoria. El gusto por las fiestas y el calor, me evocan la época de los bailes en La Alianza, los juegos de fútbol en contra de la Industrial y los meses de julio y agosto en Tamaulipas. Esas cosas tan sencillas, no sé cómo, forman, para mí, la personalidad de un individuo.»
Otro proyecto constructivo donde probablemente participó, se relaciona con célebre Quinta Glera en Llera, Tamaulipas; finca veraniega del ingeniero Marte R. Gómez donde se vivieron muchas historias a partir de los cuarenta del siglo pasado. Por todo ello, podemos asegurar que presencia de Pedro Stepananko, refrescó la arquitectura urbana local. Por lo demás se antoja la elaboración de un catálogo de su legado arquitectónico que ayudará a documentar y reconocer el valor de nuestro patrimonio edificado.