Para el Dr. Armando Villanueva Mendoza
Director de la Fac. de Derecho y Ciencias Sociales
A decir del diputado provincial José Antonio Gutiérrez de Lara, durante la primera mitad del siglo XIX, Tamaulipas estuvo sumida en las tinieblas del conocimiento: «Yo convengo de luego en que las luces no hicieron aquí los progresos, que en otros estados -los antiguos reinos novohispanos-…Abrumados con el paso de la tiranía, los habitantes de este Estado, apenas cuidaron de su conservación. Sin relaciones, sin establecimientos no ya científicos, sino aun de las primeras letras no pudieron adquirir ilustración. Bien cuidó el gobierno opresor de cerrar todos los pasos a la luz.»
Uno de los intentos más serios para que emergiera la ilustración sucedió a principios de 1873, cuando el obispo Ignacio Montes de Oca, fundó en Victoria un Colegio conformado por las facultades de teología, derecho y filosofía y humanidades. Sobre la segunda carrera, el programa incluía: Derecho Canónico, Derecho Romano, Derecho Patrio, Derecho Criminal, Economía Político y Derecho Natural y de Gentes. El cuerpo de profesores lo integraban el obispo Montes de Oca y los abogados Francisco Sada y Alfonso de Alva.
Si bien la prioridad del seminario era formar sacerdotes, su creador abrió las puertas a jóvenes que deseaban cursar otras especialidades. Incluso, ahí mismo operó una escuela de Instrucción Primaria. Para proporcionarle rigor académica a su proyecto, Montes de Oca convocó a varios profesionistas y sacerdotes competentes de la capital tamaulipeca. Entre ellos: Mariano Gutiérrez, Jesús Montemayor, Antonio Canales, ingeniero Manuel María Canseco, Fernando Gavañac y doctor Santiago Taylor.
Aun sin la presencia de Montes de Oca porque tuvo que salir de la entidad, el rigor académico y disciplina fueron la principal característica del Colegio Seminario. En julio de 1883, varios alumnos y profesores abandonaron el plantel, argumentando que uno de los curas era muy exigente. Incluso, hubo intentos de establecer otro plantel para la formación de abogados, cuando ese ismo año un grupo de personajes notables de Jaumave entre ellos comerciantes y hacendados, propusieron al Congreso de Tamaulipas la apertura de una Escuela de Jurisprudencia en esa población, dirigida por Ramón Lozano, célebre sacerdote de Santa Bárbara de Ocampo, Tamaulipas, creador de una iglesia independiente de Roma.
El siguiente paso sucedió cuando el ingeniero Luis Puebla, fundó el Instituto Científico y Literario de Victoria en 1889. En dicho plantel no sólo se establecieron estudios de educación media, sino también carreras profesionales: profesor normalista, ingeniero topógrafo y abogados. Sobre esta última, en diciembre de 1896 egresó de la Escuela de Jurisprudencia una generación de profesionistas encabezada por Albino Hernández, Eusebio Salinas, Teófilo Z. Garza, José María Abad, Alberto Aragón y Abraham Salinas. Dice el periódico El Mundo: «Estos nuevos abogados han comenzado, desde luego a trabajar en el foro tamaulipeco.»
Sin embargo, no sería hasta el 28 de junio de 1905, cuando dicho plantel se creó oficialmente en Tamaulipas. Bajo estas circunstancias, en diciembre el gobernador Pedro Argüelles aprobó el Reglamento de la Escuela de Jurisprudencia, tomando en consideración el modelo la Escuela Nacional de Jurisprudencia. En el documento se establece una Junta Directiva de Empleados -director, secretario, prefecto y profesores-; inscripciones de los alumnos; cursos para acreditar la carrera; exámenes anuales públicos presididos por el gobernador, director de la escuela, presidente de la suprema corte de justicia y el director general de educación. Finalmente se reglamentaron los exámenes profesionales para recibirse de abogado.
La Ley de la Escuela de Jurisprudencia, incorporó el Plan de Estudios de la carrera aprobado por el Congreso del Estado en 1902. Entre otros puntos, señala las asignaturas de los seis años de la carrera, con período de clases entre el 1º de septiembre y 30 de junio: Derecho Constitucional, Derecho Romano, Derecho Civil, Derecho Mercantil y Leyes no codificadas; Derecho Penal, Derecho Administrativo y Legislación Fiscal; Derecho Internacional Público y Privado, Procedimientos Civiles, Procedimientos Penales, Procedimientos Federales, Economía Política, Medicina Legal, Filosofía del Derecho y Oratoria Forense. Al finalizar la los cursos, era obligatoria practicar dos años en un bufete.
Los primeros frutos de esta etapa se dieron entre 1906-1907, cuando egresaron los abogados Maclovio C. Sierra Hinojosa y Arturo González, quienes laboraron en el gobierno del estado. Esa misma época destacó el licenciado Jacobo Martínez González, Jefe del Registro Púbico de la Propiedad, Director de la Escuela de Jurisprudencia, Procurador de Justicia y Gobernador del estado.
La vigencia de la carrera de leyes, era importante en la formación de abogados para cubrir vacantes del poder judicial, congreso, jueces, magistrados, notarios, escribientes y notarios. La Escuela de Jurisprudencia de Victoria se hizo presente en 1910, con el joven estudiante Miguel González Tijerina quien asistió al Congreso Nacional de Estudiantes en la capital del país. Para entonces existían escuelas de leyes en Morelia, Guadalajara, Yucatán, Nuevo León, Distrito Federal y Toluca.
En septiembre del año en mención, durante el gobierno de Juan B. Castelló reportó la inscripción de 14 alumnos. Un año después, el director licenciado Joaquín Argüelles informó al gobernador Espiridión Lara sobre el examen escolar, relativo a los cursos 1º, 3º, 4º y 5º grados, mientras: «…en la segunda quincena de vacaciones, se presentaron a examen los alumnos de 5º año que tenían carácter de supernumerarios. Fueron tres los alumnos que terminaron sus estudios, a quienes les falta únicamente el examen profesional.»
Sobre la cantidad de estudiantes matriculados para el inicio del nuevo curso, el mandatario dijo ante el congreso que solamente habían realizado las gestiones: «tres alumnos para primer año, cuatro para segundo, cinco para el cuarto y cuatro para el quinto grado.» Vale decir que la escuela era atendida por seis profesores. En 1913 el número de aspirantes a licenciados era de 17 estudiantes, pero la asistencia media de 11, un director y cuatro catedráticos. La escuela operaba en el recién estrenado Instituto Literario del Estado. Ese mimo año se recibieron 4 abogados, mientras el director Crispín Mainero entregaba su cargo al licenciado Eduardo Castañeda. El presupuesto del plantel era de $1,528 pesos anuales.
En 1918 de acuerdo al informe del gobernador Andrés Osuna, la Escuela de Jurisprudencia fue clausurado debido a los conflictos armados. Su reapertura sucedió en 1920, sin cobro de honorarios por parte de los profesores y licenciados Jacinto Cortina, Fidencio Trejo, José Gracia, Porfirio Flores y otros. En 1921 el gobernador César López de Lara, ratificó como director del plantel al licenciado Jacobo Martínez y secretario Guadalupe Mainero: «…quien con todo empeño, procura su reorganización.» Para regularizar los 24 alumnos inscritos desde el año anterior, se contrató a los maestros: Guillermo Gómez, Salvador Salinas, Antonio V. Quiroz, Isidoro Salazar, Héctor González, Gabriel Parra, Porfirio Flores y J. Manuel Abad.
Durante las primeras décadas del siglo XX, ejercían la abogacía en Victoria Agustín Aguirre Garza, también catedrático de la Escuela Normal del Estado, Tomás Guillén Peña, J. Salinas Mier, Francisco Canepa, Carlos González Tijerina, Rafael Larrazolo y los notarios Fermín Legorreta, representante jurídico de hacendados y compañías petroleras de Tampico; Arturo González, autor de varios libros entre ellos Historia de Tamaulipas; Isidoro Salazar y Eduardo Castañeda.
En términos generales, podemos decir que esta información representa el origen histórico de la actual Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. (Fuentes: La Iberia/1/26/1873; Derecho y Necesidad de que Las Tamaulipas sean un Estado […], Aguayo, 1824; La Patria/8/6/1883; El Tulteco, 10/20/1911; La Alianza/11/20/1916; Periódico Oficial del Estado de Tamaulipas/7/18/1905; Diversos informes de Gobierno.)