Iniciado por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el proceso de desafuero del gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca – que puede separarlo del cargo-, actualiza procesos políticos del pasado, donde hubo gobernadores defenestrados que, por distintas razones, no terminaron su mandato o encargo. La historia política de Tamaulipas registra varios casos en el S. XX, excluyendo la revolución, donde abundaron, veamos similitudes y diferencias.
Gobernaba la entidad el general Cesar López de Lara desde febrero de 1921, empezando la institucionalización del estado en contexto nacional que pronto se tornó conflictivo; la ruptura política en el bloque sonorense -surgido de la rebelión de Agua Prieta- dividió a la clase política revolucionaria en el poder, cuando el presidente Obregón apoyó en 1923 las aspiraciones de Plutarco Elías Calles para sucederlo, y esto arrojó al otro aspirante, Adolfo De la Huerta a la oposición. El levantamiento delahuertista de ese año arrastró consigo al gobernador constitucional López de Lara que, apoyando al ex presidente De la Huerta, se declaró en rebeldía en diciembre de 1923 con el resto de los poderes de Tamaulipas. El presidente Obregón encargó entonces el Ejecutivo estatal al general Benecio López Padilla, jefe de operaciones militares en la entidad. Para completar con apego a la legalidad la sustitución, el 2 de febrero de 1924 la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, presidida por Emilio Portes Gil, nombró a Candelario Garza gobernador interino, quién tomó posesión el 11 de febrero. La sustitución de Cesar López de Lara, cuando aún le faltaba un año de mandato, fue el primer caso de un gobernador defenestrado en la época posrevolucionaria.
El profesor Candelario Garza era diputado federal cuando entró a gobernar la entidad por mandato de la Comisión Permanente; entre sus aciertos contamos – entre otras acciones- la creación de la Comisión Local Agraria que empezó el reparto de tierras y la fundación de nuevo municipio con cabecera en Villa Cecilia (hoy Ciudad Madero) realizada el 1º de mayo de 1924; pero al poco tiempo, en octubre y noviembre del mismo año, estuvo envuelto en graves dificultades políticas al chocar con una fuerza en ascenso.
La figura de Emilio Portes Gil se había acrecentado al encabezar la formación del Partido Socialista Fronterizo (PSF) en la entidad. Fundado el 15 de mayo de 1924 para aglutinar a partidos locales y postular las candidaturas de Calles para presidente de la República y Portes Gil para gobernador del estado, el PSF parecía destinado a convertirse en partido hegemónico. Distintos factores de poder – dentro y fuera del PSF- disputaron esta hegemonía a Portes Gil, implicándose en tal disputa el propio gobernador Garza que por tanto cayó en desgracia. Fue expulsado del PSF una semana después de las elecciones de octubre, donde Portes Gil fue electo; agudizándose el conflicto con los portesgilistas hasta que, el 19 de noviembre, en medio de feroz lucha política, el diputado Gregorio Garza Salinas se declaró gobernador por sucesión, argumentando este derecho por haber sido el último presidente de la Legislatura local al momento que López Lara abandonó el gobierno, como lo establecía entonces la Constitución de Tamaulipas. La crisis legal era evidente en una entidad dividida.
Dice el historiador norteamericano Dick Keyser, en su libro Emilio Portes Gil y la política mexicana: “El estado tuvo dos gobiernos, uno en Victoria y otro en Tampico, y ambos reclamaron ser legítimos, en un claro asunto de decisión senatorial, como indudablemente lo había previsto Portes Gil.” En realidad no eran dos gobernadores: Candelario Garza en Ciudad Victoria y Gregorio Garza Salinas en Tampico, sino tres, si incluimos a Portes Gil, gobernador electo, que como puede advertirse también influía en las decisiones. Finalmente, el Senado de la República resolvió el conflicto al reconocer como legítimo gobernador interino a Garza Salinas el 27 de noviembre de 1924. El desconocimiento de Candelario Garza constituye el segundo caso de un gobernador tamaulipeco defenestrado en funciones durante la posrevolución.
A dos meses de haberse convertido en gobernador interino, Garza Salinas entregó el gobierno a Emilio Portes Gil, quién iniciaba el 5 de febrero de 1925 su periodo como gobernador constitucional de Tamaulipas, que debía terminar en 1929. Aquellos acontecimientos históricos posibilitaron el surgimiento del “portesgilismo”, un movimiento político y social hegemónico y un tiempo de dominación política en Tamaulipas conocido como la “era portesgilista”. No es el lugar para hablar de la obra de Portes Gil, solo recordar que llegó a presidente de la República – nombrado por el Congreso de la Unión – a finales de 1928, para ocupar el lugar vacante tras el asesinato de Álvaro Obregón electo por segunda ocasión.
En 1932, Portes Gil estaba en Francia como embajador y representante plenipotenciario de México ante la Liga de las Naciones, desde allá quiso regresar a gobernar otra vez Tamaulipas, pero Calles -“el jefe máximo”- maniobró con el entonces gobernador Francisco Castellanos y otros factores políticos como Praxedis Balboa para impedir esa reelección. Portes Gil perdió el plebiscito, y el PSF adherido al Partido Nacional Revolucionario (PNR) postuló al Dr. Rafael Villarreal, que fue electo gobernador Constitucional ese año. Al poco tiempo, la fortuna y una intensa actividad política favorecieron a Portes ante el conflicto y posterior ruptura del presidente Lázaro Cárdenas con Calles. La agitación cundió en Tamaulipas y el gobierno de Villarreal se derrumbó, cuando fueron asesinados en Ocampo 14 campesinos portesgilistas; entre las víctimas de aquella masacre de “Las Bayas” en abril de 1935, estaba Conrado Castillo, principal líder de la Liga de Comunidades Agrarias. Ese año, con el “callismo” exiliado y concluido el llamado “maximato”, cayeron varios gobernadores, entre ellos, el de Tamaulipas, mostrando que el poder reside en el presidente de la República.
Con la “renuncia” de Rafael Villarreal a la gubernatura y el nombramiento de Enrique Canseco como sustituto, acuerdo del Congreso Local el 17 de agosto de 1935, se consumó el tercer caso de un gobernador defenestrado en Tamaulipas. Todavía en medio de la “purga” de callistas en el país, instrumentada entre otros por Emilio Portes Gil, presidente nacional del PNR, Villarreal quiso retirar su licencia, pero la Legislatura local confirmó en noviembre su separación definitiva del cargo que debía terminar en febrero de 1937. En la próxima entrega continuaremos para concluir este apretado recuento histórico.