A la distancia es difícil creerlo, pero el Teatro Juárez de Victoria fue un importante escenario artístico donde actuaron las mejores divas de México. Uno puede imaginar o decir que sobre historia y cultura del espectáculo: «aquí no ha pasado nada.» Afortunadamente, las evidencias o hallazgos en periódicos, archivos, cartas, fotografías, programas de mano y tradición oral nos ayudan a entender y evocar la presencia de famosos artistas en tierras cuerudas.
Mimí Derba, considerada una de las figuras más importantes de teatro de revista en México, fue una de esas estrellas del espectáculo que emocionó a los victorenses de aquella época. Es decir, era una cantante, empresaria y actriz a la altura de María Consea, Esperanza Iris y numerosas tiples españolas que en la primera mitad del siglo pasado, vivieron momentos de esplendor en el teatro nacional.
Su primera actuación o debut, sucedió el martes 2 de junio de 1931 en el Teatro Juárez, donde se dio cita lo más granado de la sociedad victorense ansiosa porque se levantara el telón. En esa ése momento gobernaba Tamaulipas Francisco Castellanos, sin imaginar que en unos meses rompería políticamente con su protector, Emilio Portes Gil. Sin embargo, en el escenario social todo parecía tranquilo. Castellanos andaba de gira en Tula, mientras en la Sociedad Alianza Pedro J. Méndez, habría de celebrarse un baile amenizado por la Orquesta de JAZZ Cárdenas.
Lo cierto es que se trató de una experiencia inolvidable para los habitantes «…de esta culta y bella ciudad, deseosos de admirar un espectáculo atractivo y moral, están de plácemes porque la Empresa de A. Rodríguez y Hno., se ha preocupado por presentarles lo mejor que recorre la República y parte de Estados Unidos del Norte.» Así con verdadero entusiasmo y entrega profesional, durante más de ocho días actuaron: Mimí Derba, la Orquesta Caribe, Elena Ureña, Laura Rivas, Leonor Gil, Ángel Rabanal y Roberto Palacios.
Vale decir que dicho conjunto musical cubano de Alejandro García, introdujo a México una serie de ritmos tropicales que causaron verdadero furor entre los mexicanos. Además, sus integrantes se convirtieron en referente para el desarrollo del entretenimiento y difusión de la música del merengue, danzón, huaracha y son. En este grupo desfilaron, violinistas, bateristas, guitarristas y cantantes, entre ellos Adolfo Urrea, Ernestina y Caridad Juárez. Es probable que entre los músicos que esa ocasión vinieron a Victoria, se encontraba Ernesto Lecuona.
Teresa Montoya
El 29 de marzo de 1932, el cabildo victorense aprobó la presentación de María Teresa Montoya Pardavé «La Elegida del Arte» en el Gran Coliseo Teatro Juárez, con la obra La Sombra de Darío Nicodemi. La anunciada actriz llegó a la estación del tren en el martes 5 de abril, a donde acudieron a recibirla sus admiradores y: «…diversas comisiones de sociedades, clubs y una comisión del H. Ayuntamiento que a nombre de la Ciudad, darán la bienvenida a tan ilustre artista que nos visita declarándola: HUÉSPED DE HONOR DE LA CIUDAD.» Por la noche, la artista se presentó en el escenario ante un lleno total.
La segunda ocasión que estuvo de paso en esta capital, sucedió el viernes 25 de marzo de 1938, con la obra Del Brazo y por la Calle del dramaturgo italiano Armando Moock. Dice El Gallito (2 de marzo/1938): «Una dinámica obra vanguardista que ha sido traducida a varios idiomas.» Esta ocasión, Montoya compartió el escenario al lado del reconocido actor Fernando Soler que ese año estaba en uno de los mejores momentos de su carrera y filmaría seis películas. Por esos días, se anunciaba la llegada de Esperanza Iris.
El Teatro Juárez, representó el mejor escenario para afrontar el ocio y aburrimiento en una ciudad de donde pocos habitantes y medio mundo se conocía. Al momento de apagarse las luces, se vivieron historias de amor, desprecio, tristeza, desgracias, ilusiones, alegría, sueños y cualquier clase de sentimientos expresados a través del arte y la imaginación.